El papel de la Iglesia española durante estos difíciles meses de pandemia: acogida, entrega de alimentos...

Desde todas las diócesis se ha incrementado la ayuda para los más necesitados y la creatividad ha llegado hasta dentro de los monasterios de clausura. Todos han querido ayudar.

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La pandemia de la covid-19ha impactado en la sociedad en una manera que quizás no nos esperábamos. La crisis económica y sanitaria está golpeando duramente el país que se encuentra ahora en una situación muy complicada en todos los aspectos, desde el económico hasta el humano.

La Iglesia española durante estos meses de pandemia ha estado en primera línea para ayudar a los más necesitados y desde la Conferencia Episcopal Española crearon una web donde se pueden encontrar todas las iniciativas solidarias y de ayuda que presta la Iglesia española a toda la sociedad, en cada una de las diócesis, durante esta situación excepcional que estamos viviendo.

Los efectos devastadores que está dejando la pandemia del coronavirus a nivel sanitario y económico serán uno de los puntos fuertes que se tratarán durante la Asamblea Plenaria que se celebra esta semana. Desde que estalló la crisis allá por el mes de marzo, la Iglesia Española se puso manos a la obra y aumentó sus esfuerzos para ayudar a aquellas personas que se han visto desamparadas.

Dentro de las muchísimas iniciativas que se han hecho, hemos querido rescatar 10 que creemos pueden ser las acciones más importantes.

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El trabajo de la Iglesia en el Palacio de Hielo

El pasado mes de marzo el país estaba viviendo uno de los momentos más complicados durante esta pandemia. Las muertes no paraban de aumentar y el Palacio de Hielo de Madrid se convirtió en una morgue.

El Arzobispado y el ayuntamiento de Madridacordaron en aquel momento la puesta en marcha inmediata de un servicio de oración en los momentos de duelo. “Con esta liturgia, la Iglesia de Madrid va a ofrecer y rezar por la vida de los difuntos, al tiempo que quiere estar cerca de sus familiares”, explicaban desde la archidiócesis en un comunicado.

Se habilitó también un servicio de escucha en el duelo. En una sola línea telefónica estaban coordinados los diversos servicios de escucha que existen en la archidiócesis de Madrid, a fin de “acoger, sostener y abrazar a las familias y al personal sanitario en estos momentos de despedida y dolor”, agregaba el mismo comunicado.

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El seminario de Osma-Soria para la Operación "Balmis"

Medio centenar de militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME) se alojaron en abril en el Seminario diocesano de El Burgo de Osma, después de realizar trabajos de desinfección.

“Queremos mostrar, una vez más, que la Diócesis de Osma-Soria es hospital de campaña que quiere acoger a todos y estar cerca de los que más sufren; ante el grito de SOS de la sociedad soriana, como no lo hemos hecho nunca, no queremos ni podemos permanecer indiferentes”, afirmaba el Obispo.

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Las mascarillas enviadas por las congregaciones religiosas

En toda España, las congregaciones religiosas, muchas de ellas monjas de clausura, decidieron cambiar los dulces por las mascarillas. En todo el país empezaron a cocer mascarillas de todo tipo para los profesionales sanitarios. Desde Córdoba hasta Zaragoza pasando por Sevilla o Burgos. Las monjas de toda España ayudaron para que llegasen a todo el país los equipos de protección que necesitaban en los hospitales.

Una dedicación extraordinaria unida a la oración, la principal actividad de sus vidas monásticas. Esta ocupación urgente les permitió conocer el sufrimiento de tantas personas que padecían o se exponían a la enfermedad.

En esos momentos de "doble" confinamiento en su clausura, la posibilidad de confeccionar mascarillas “nos llena muchísimo, es una experiencia para todas”, reconocía la Madre María Dolores, Priora de las Carmelitas del Monasterio del Sagrado Corazón de Jesús en Córdoba.

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La acogida de sanitarios en los conventos

Las monjas Capuchinas de Barbastro abrieron en abril las puertas de su convento para que se hospedasen allí el personal sanitario que lo necesitaba. El obispado de Barbastro-Monzón puso a disposición de las autoridades algunas dependencias diocesanas para que los médicos o enfermeros no tuvieran que desplazarse a sus domicilios.

Entre estas dependencias se encontraba la hospedería del convento que las Capuchinas tienen en la ciudad del Vero desde hace 350 años. “Ellas mismas estaban pensando en cómo ayudar, estaban escuchando que todo el mundo hacia algo y querían ayudar. Llevaban tiempo pensando en el gran trabajo que hacen los sanitarios y en que necesitarían una persona que les acogiera. No les costó mucho tiempo tomar la decisión de ofrecer la hospedería para los sanitarios” nos dijeron desde Barbastro.

La ayuda fue reciproca en el convento de las Capuchinas porque si las hermanas les ofrecían un sitio donde dormir y alojarse, los sanitarios no paraban de ofrecerse por si las monjas necesitaban algo.

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Entrega de comidas en las parroquias de Madrid

En toda España las parroquias, también gracias a la ayuda de Cáritas, empezaron a preparar comidas para los más necesitados. Uno de los ejemplos que llamó más la atención fue en la parroquia de San Ramón Nonato en Madrid.

En esta parroquia pasaron de dar 225 comidas diarias a entre 800 y 900 en tres modalidades: bocadillos, catering facilitado por una empresa y comida caliente que se elaboraba en la cocina del comedor y que los usuarios se llevaban en tupper.

«Sí, cuando se decretó el Estado de alarma incluso nos planteamos el cierre», explicó en aquel momento su párroco, pero decidieron continuar cocinando y que los más vulnerables se pudieran llevar las comidas a sus casas. El sacerdote calificó de milagro todo lo que estaba pasando. También el que había de 30 a 40 voluntarios ayudando entre «cocina, reparto y transporte; o casi el doble si cuentan a los Bomberos Sin Fronteras que traían productos de Mercamadrid y del Banco de Alimentos

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Los inmuebles de las diócesis para acoger a personas contagiadas por la covid-19

Muchas diócesis españolas ofrecieron sus inmuebles para acoger a los enfermos de la covid-19. Uno de los ejemplos fue en la diócesis de Málaga donde el obispado cedió el edificio Betania al Ayuntamiento para alojar a personas que precisaban aislamiento por la covid-19.

40 habitaciones, donde se alojaron más de veinte personas que procedían del Centro de Acogida Municipal. La diócesis también puso a disposición de las autoridades sanitarias de la Junta de Andalucía el antiguo Monasterio de Santa María (Estepona) y la casa de espiritualidad de Trayamar.

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Ayuda para las personas sin hogar

La Iglesia estuvo al lado de las personas sin hogar y enValladolid decidieron ofrecer dos de sus edificios más emblemáticos: el Centro Diocesano de Espiritualidad y el Seminario Diocesano.

En el primero de los casos, las cincuenta habitaciones con que cuenta el centro se pusieron a disposición de la Consejería de Sanidad para todo lo que podía ser necesario, mientras que su albergue lo gestionó Cáritas Diocesana para acoger a las familias que podían ser objeto de desahucio o que habían tenido que dejar sus pensiones u hoteles.

El objetivo era albergar a aquellos sin techoque podían sufrir un mayor deterioro y presentaban problemas añadidos como la drogadicción, el alcoholismo o la enfermedad mental.

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La labor de los capellanes en los hospitales

Otra ayuda fundamental en estos meses de pandemia, y en muchos casos invisible, fue la labor de los capellanes en los hospitales.

Los hospitales de toda España se vieron colapsados como consecuencia del aumento de los contagios, por lo que el servicio de capellanía se vio muy afectado debido a las restricciones en la entrada de voluntarios en todos los centros sanitarios.

Fueron los mismos capellanes los que entraban en las habitaciones para acompañar a los enfermos, además de ofrecerles la posibilidad de darles los sacramentos de la Confesión, la Unción y la Eucaristía. En Cope hablamos en marzo con Padre Francisco que nos contó que “no había vivido nunca una situación así”.

“Tenemos que usar el kit de aislamiento para entrar en las habitaciones y muchas veces en los pacientes percibo una sensación de preocupación”. Francisco comentó en marzo que había “una gran unidad entre todos los capellanes, que tienen claro que el objetivo es apoyar a los enfermos, pero también al personal sanitario, sobre todo del servicio de urgencias, donde ahora mismo están colapsados”.

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Fondos diocesanos para reactivar la economía

En prácticamente todas las diócesis españolas se activaron fondos diocesanos con el objetivo de reactivar poco a poco la economía.

En todas las diócesis españolas el fin fue y es intentar paliar la situación de trabajadores y autónomos que han perdido el trabajo, así como ayudar a los negocios familiares que se encuentran en dificultades por la pandemia de la Covid-19.

En la diócesis de Valladolid, por ejemplo, se puso en marcha un específico para atender a los damnificados por la covid-19. Empezó con 100.000 euros de aportaciones de los sacerdotes y de los trabajadores de la entidad y el proyecto ‘Comunidad 2020’ abarca todo tipo de actuaciones para apoyar las situaciones de dificultad sobrevenidas por la crisis La diócesis hizo un llamamiento a la solidaridad y a la caridad. “Saldremos reforzados de esta crisis – aseguraban – si ganamos en comunidad”

Además, en Valladolid, don Ricardo Blázquez, y don Luis Argüello hicieron un llamamiento a que durante los siguientes meses los sacerdotes cediesen parte de su sueldo “en un ejercicio de corresponsabilidad y de solidaridad”.

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El trabajo de la Pastoral Penitenciaria

Y por último queríamos dedicar unas palabras al trabajo de la Pastoral Penitenciaria en estos tiempos de pandemia. En Bilbao, su responsable, Jorge Muriel tuvo que ir varias veces al año a la biblioteca diocesana para recoger Biblias que los presos reclamaban. En esta ocasión, fueron 18 las Biblias que entregó para las personas presas.

Instituciones Penitenciarias además reconoció, durante estos meses de pandemia, el servicio que presta la Iglesia católica en las cárceles de Aragón con la concesión a la Pastoral Penitenciaria, de la ‘Medalla de plata al mérito social’. La Pastoral Penitenciaria de las diócesis aragonesas cuenta con 24 programas de formación, más de 100 voluntarios y un equipo específico conocido como ‘Salida Digna’, que acoge a las personas con menos recursos cuando quedan en libertad para facilitar su reinserción en la sociedad.

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