Acompañar en Roma a los Obispos de todo el mundo: un servicio que vive La Obra de la Iglesia

El servicio de acompañamiento empezó en el año 2002 cuando se decidió acompañar especialmente a las Conferencias Episcopales que necesitaban ayuda en Roma

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Padre Miguel Silvestre es un sacerdote de La Obra de la Iglesia que desde septiembre vive en Roma. Estudió en la “ciudad eterna” del 2010 al 2015 y en septiembre volvió para dedicarse también allí a la misión de La Obra de Iglesia, “vivir profundamente el misterio de la Iglesia y manifestarlo con la vida y la palabra”. Hay sacerdotes que trabajan en la parroquia, laicos consagrados que en su trabajo son testigos de su entrega a Dios, familias con hijos, jóvenes… todos buscan vivir el misterio de la Iglesia y lo manifiestan de una manera sencilla y profunda.

Sin embargo, los sacerdotes de la Obra de la Iglesia que viven en Roma tienen otro servicio: el acompañamiento de los Obispos que vienen a Roma para la “visita ad limina” en todos los aspectos logísticos.

ECCLESIA ha tenido la posibilidad de hablar con Padre Miguel que, durante los meses de diciembre y enero, ha acompañado a los Obispos españoles desde el Colegio Español hacia los distintos lugares de Roma donde tenían reuniones o celebraban las Eucaristías. Un servicio de acompañamiento que empezó en el año 2002 cuando se decidió acompañar especialmente a las Conferencias Episcopales que necesitaban ayuda en Roma: “Al principio era todo muy casero, utilizábamos los coches que teníamos, y al final se terminó ofreciendo este servicio a todas las Conferencias Episcopales del mundo”.

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El servicio de acompañamiento a los obispos en la Ciudad Eterna

La Obra de la Iglesia ofrece a los Obispos esta ayuda en una gran ciudad como Roma: “Les llevamos de un sitio a otro, a las Basílicas y a los Dicasterios principalmente.”

Sobre todo, el trabajo que hacen es acompañarlos desde los distintos “Colegios Pontificios” o residencias donde se suelen alojar los Obispos a las Basílicas donde celebran cada día la Santa Misa, y a los distintos encuentros con los Dicasterios y Congregaciones: “Nos ofrecemos a cualquier otra cosa que los Obispos nos pidan durante esa semana, es importante que se sientan en familia y acompañados. Esa cercanía hace que los Obispos se sientan en casa”.

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Para Padre Miguel, estos meses con los distintos grupos de Obispos españoles han sido de mucha felicidad: “Ha sido una alegría muy grande poder conocer a los Obispos de España, y ver de nuevo a los de las diócesis donde ejercí el ministerio sacerdotal (Sevilla y Madrid): Poder tener contacto con ellos y compartir las celebraciones y tantos otros momentos… Esa cercanía con ellos me ha hecho ver la importancia de nuestra misión de ofrecer nuestra vida por la Iglesia, y ayudar al Papa y a los Obispos en su misión esencial”.

Durante estas semanas Padre Miguel ha vivido muchas anécdotas con los Obispos españoles, pero, entre todas, tiene claro que le gustó mucho “la cercanía misma de los Obispos entre ellos. Creo que han disfrutado mucho de la “visita ad limina”, y han quedado muy contentos con la visita al Santo Padre. Algunos pudieron venir a nuestra casa y rezar ante la tumba de la Madre Trinidad. Fue para nosotros una gran alegría tenerlos en nuestra casa y recibir su bendición”.

Asimismo, Padre Miguel nos adelanta ya cuál será el próximo país que vendrá en ‘visita ad limina’: “Esta semana tendría que haber sido Holanda y después Bélgica, pero se ha aplazado por el tema del Covid. La que está confirmada es la de Brasil, de mayo en adelante”.



¿Qué es la Obra de la Iglesia?

La Obra de la Iglesia es una institución de derecho pontificio fundada por la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia. Está formada por tres Ramas de vida consagrada, sacerdotal, masculina seglar y femenina, que forman el cuerpo central de la Obra; así como por otros grupos que abarcan todos los estados y vocaciones en la Iglesia: personas casadas, solteras, consagradas a Dios privadamente, jóvenes y niños. Todos con la misma misión de vivir profundamente su ser de Iglesia en una vida sencilla, siempre al lado del Papa y los Obispos, para ayudarles con su vida y su palabra a hacer la obra que Cristo les encomendó.

A través de sus centros de apostolado y parroquias, buscan llevar a todos la luz que el Señor puso en el alma de la Madre Trinidad para ayudar a la Iglesia.

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La biografía de Madre Trinidad y la historia de la Obra de la Iglesia

Trinidad Sánchez Moreno nació el 10 de febrero de 1929 en Dos Hermanas (Sevilla) y a los seis años, una travesura infantil a punto estuvo de dejarla ciega, obligándola a acudir a la escuela casi sólo de oyente.

A los catorce, estaba llevando ya, con su padre y su hermano Antonio, el comercio de calzados propiedad de la familia. El 7 de diciembre de 1946, víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, Dios irrumpe en la vida de aquella muchacha sencilla, abierta y alegre, la menor de cuatro hermanos. Ella se consagra inmediata, total y definitivamente a Dios.

En 1955, a los 26 años, se traslada a Madrid para atender a su hermano mayor Francisco. A partir del 18 de marzo de 1959, en la casa donde residía de la calle Cadarso, Dios inunda su alma de luz. La introduce en su mismo seno, mostrándole el misterio de su vida trinitaria y su actuación para con el hombre, haciéndola testigo de todo el dogma de la Iglesia. Y al mismo tiempo, impulsándola con una fuerza irresistible: «¡Vete y dilo…! ¡Esto es para todos…!», «¡Con todo a Juan XXIII…!», «El Concilio viene para esto». Su alma, desde entonces, queda marcada con una profunda vocación, con una gran misión dentro de la Iglesia.

Años más tarde, el Señor impulsa a la Madre Trinidad a fundar La Obra de la Iglesia. Una «legión» de hombres y mujeres dispuestos a vivir profundamente su ser de Iglesia y a ayudar al Papa y a los Obispos a hacer la obra esencial de la Iglesia. Con todo lo que había recibido de Dios, ya sabía lo que tenía que hacer. Desde entonces, la Madre Trinidad ha abierto para su Obra más de 40 casas en España y en el extranjero. Con el fin de comunicar a todos cuanto Dios había venido grabando a fuego en su alma, se han venido registrando más de 1000 charlas con todo ese mensaje, en cinta magnetofónica o vídeo; charlas que ella misma daba a distintos grupos de personas.

A partir de 1993 fijó su residencia en Roma, donde continuó dirigiendo La Obra de la Iglesia, como su Presidente, ayudando a los Pastores de la Iglesia y ofreciendo sus duras enfermedades por amor a Dios y a la Iglesia. En la madrugada del día 28 de julio de 2021 fue llamada por el Señor a la Eternidad.

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La Obra de la Iglesia fue fundada por la Madre Trinidad Sánchez Moreno el 18 de marzo de 1959, y erigida en Pía Unión por el Arzobispo de Madrid D. Casimiro Morcillo González el 8 de diciembre de 1967. El 29 de junio de 1990, el Cardenal Arzobispo de la misma Archidiócesis D. Ángel Suquía Goicoechea, previa autorización de la Sede Apostólica, reconoció los elementos de vida consagrada que están en la base de La Obra de la Iglesia y aprobó las Constituciones.

Finalmente, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, en un decreto firmado el 20 de diciembre de 1997, aprobó La Obra de la Iglesia declarándola de derecho pontificio. No se la ha querido enmarcar en ninguna de las formas canónicas de los Institutos de vida consagrada, dada su singularidad. Pero sí se le ha otorgado la aprobación suprema y definitiva que corresponde a la autoridad del Papa, haciéndola, por consiguiente, de derecho pontificia.

El Papa san Juan Pablo II, habiendo conocido personalmente a la Madre Trinidad y habiendo penetrado en la actuación de Dios en su alma, quiso que esta acción de Dios quedara reconocida expresamente en el decreto de aprobación pontificia de La Obra de la iglesia, y para ello estableció el 18 de marzo de 1959, momento especialísimo de dicha actuación, como fecha fundacional de La Obra de la Iglesia.


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