La iglesia San Ignacio de Loyola de Lleida habilita un albergue para once temporeros: "No tienen recursos"

Es el segundo año que la parroquia impulsa esta iniciativa en la que participa Cáritas entre otras entidades, ya que el Ayuntamiento no habilita sus pabellones hasta el 1 de junio

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Por segundo año consecutivo, la parroquia San Ignacio de Loyola de Lleida se convierte desde este 17 de mayo y hasta el día 31 en un ‘hospital de campaña’ con la acogida de once de los temporeros que llegan en esta época del año al municipio catalán para trabajar en las diferentes campañas de recogida de la fruta. Durante estas casi dos semanas, la parroquia habilita un albergue donde estos trabajadores pernoctan, se pueden duchar, desayunar y cenar.

Una iniciativa que impulsa, además de la parroquia, Cáritas, Cruz Roja y la plataforma ‘Fruta con Justicia Social’. Pese a que les gustaría llegar a un mayor número de trabajadores, a día de hoy alcanza para once temporeros, aunque en estos quince días no son siempre los mismos, tal y como precisa en declaraciones a Aleluya el director de Cáritas Lleida, Rafael Allepuz: “Si pudiéramos ofrecer más plazas, mejor. Pero hay temporeros que empiezan a trabajar, y nosotros acogemos a quienes no tienen recursos. Si ya alguno de ellos comienza la campaña, se entiende que ganan dinero y pueden pagarse una estancia”, explica.

Pese a que se trata de una de tantas iniciativas solidarias llevadas a cabo por la Iglesia, lo cierto es que la parroquia se ha visto obligada por segunda vez a acoger a estos temporeros, la inmensa mayoría de ellos inmigrantes con escasos recursos, por la falta de previsión del Ayuntamiento leridano, que hasta el 1 de junio no habilita los pabellones donde pernoctan estos trabajadores: “El año pasado con la pandemia fue atípico y la campaña se desbordó, porque vino más gente de la prevista. Muchos de ellos trabajaban en hostelería, restauración, actividades deportivas, etc. pero con la covid-19 se suspendió, por lo que muchos vinieron a Lleida para trabajar como temporeros y tuvimos que ayudar. Pero este año, sin confinamiento, el Ayuntamiento tampoco se ha anticipado. El año pasado se dio como algo excepcional y, si este año se vuelve a repetir, es porque ha dejado de serlo, y alguien debe hacer una reflexión”, subraya el responsable de la ONG de la Iglesia en Lleida.

Destacar también que buena parte de los temporeros que llegan a la capital catalana ya lo hicieron en años anteriores. Otros lo hacen por el efecto llamada, lo que produce a veces un cierto descontrol difícil de subsanar, tal y como alerta Allepuz: “Vienen muchos y no hay trabajo para todos. Algunos están sin regularizar y no pueden ser contratados, y otros lo consiguen a través de la economía sumergida. Además, los agricultores tienen ya a gente con contrato fijo discontinuo”.

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