Argüello recuerda que todas las personas tenemos la misma 'denominación de origen', ser "hijos de Dios Padre"

El Secretario General del episcopado ha expresado en Twitter con motivo de la Jornada Mundial del Migrante que todos somos hermanos

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Todos somos hijos de Dios, independientemente de la religión, raza o condición social a la que pertenezcamos. Todos tenemos derechos a vivir con dignidad, sin distinción de país o procedencia. Es el mensaje que pretende transmitir la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado que la Iglesia celebra este domingo, 25 de septiembre.

Con el lema 'Construir el futuro con los migrantes y los refugiados', los obispos españoles expresan que la convivencia con comunidades migrantes “posibilitan que ese sueño de Dios se realice y se transforme en anuncio y en movimiento que devuelve dignidades arrebatadas. Son los vigías del futuro que nos ayudan, desde Cristo, a edificarlo gota a gota. Tendremos que animar, apoyar y acompañarlos”.



También el Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, ha querido hacer alusión en su cuenta de Twitter a esta jornada importante para la Iglesia. En este sentido, el también arzobispo de Valladolid ha empleado un término vitivinícola, la 'denominación de origen', para expresar que todas las personas pertenecemos a un mismo origen: “Somos hijos de Dios Padre y Hermanos”, ha indicado.

“No globalicemos la indiferencia”

En el mensaje publicado por los obispos con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, han explicado que se pretende fijar la mirada en quienes pueden ser privados de la construcción de este futuro si no hacemos nada o si globalizamos la indiferencia. Por eso, señalan cuatro puntos para cumplir el mandato de Jesús con los migrantes y refugiados.

Por su parte el Papa Francisco ha recordado que los migrantes contribuyen a enriquecer al Pueblo de Dios “a nivel social, económico, cultural y espiritual”, y ha pedido a los fieles en el ángelus de este domingo renovar “nuestro compromiso de construir el futuro según el proyecto de Dios: un futuro en el que cada persona encuentre su lugar y sea respetada; donde los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de la trata puedan vivir en paz y con dignidad”.

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