Así es Sor Stephanie, primera monja en ganar un récord mundial desde su propio convento

La religiosa, en marzo de 2020, estaba tan segura de que el cierre de fronteras no iba a impedir la cancelación de la Maratón de Chicago, que hizo “una promesa bastante loca”

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Sor Stephanie Baliga es una monja franciscana que ganó el récord mundial como la primera mujer en intentar registrar un tiempo para un maratón en una cinta de correr. En la actualidad, organiza maratones virtuales para ayudar a los más pobres en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos.

Tras el inicio de la pandemia de la covid-19 en marzo de 2020, sor Stephanie Baliga, miembro de las Franciscanas de la Eucaristía, estaba tan segura de que el cierre de fronteras no iba a impedir la cancelación de la Maratón de Chicago, que hizo “una promesa bastante loca”.

“En abril dije: ‘Estoy tan segura de que no van a cancelar la carrera, que si cancelan la carrera, correré una maratón en una cinta de correr’”, dijo la religiosa a la CNA – la agencia en inglés del Grupo ACI -, el 6 de abril.

"Tuve que cumplir, porque dije que iba a hacerlo"

“Hice este tipo de declaración extravagante, que es un clásico en mí. Luego, a partir de esa fecha, cancelaron la maratón. Así que tuve que cumplir, porque dije que iba a hacerlo”, agregó.

Sor Stephanie pensaba que solo se despertaría temprano una mañana, se subiría a la caminadora ubicada en su sótano, y correría la maratón. Sin embargo, una de sus amigas la convenció en difundir la hazaña. “¿Te das cuenta de que la gente estaría muy interesada en esto, si hicieras algo de publicidad?”, recordó que le dijo su amiga.

“Yo le dije: '¿Hablas en serio? ¿Crees que la gente realmente estará interesada en esto? Voy a correr 26 millas (42 km) en una cinta. Lo único más aburrido que correr 26 millas en la cinta es ver a alguien correr 26 millas en una cinta”, agregó.

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El récord mundial

Pese a su incredulidad inicial, aceptó e invitó a los interesados a verla. El día de la maratón, decenas de personas se unieron para animarla por medio de la plataforma virtual Zoom, entre ellas, una famosa atleta. “Estuve hablando con la gente todo el tiempo, fue muy divertido”, dijo la religiosa. “Fue realmente interesante, pues mucha gente vino a Zoom y habló conmigo durante todo el proceso, incluida Deena Kastor, la medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de 2005, lo cual fue una locura”, agregó.

Tras ello, sor Stephanie obtuvo el récord mundial como la primera mujer en intentar registrar un tiempo para una maratón en una cinta de correr. Sin embargo, para ella lo mejor de su experiencia fue recaudar más de 150 mil dólares para la misión que dirige su comunidad.

Las religiosas viven y trabajan en la Misión de Nuestra Señora de los Ángeles, un lugar donde ayudan a los más pobres del oeste de Chicago. “Solemos trabajar mucho en evangelización y cosas de ese tipo, pero durante la covid-19, sobretodo, alimentamos a la gente”, explicó. “Hemos estado alimentando de tres mil a cuatro mil familias al mes durante la covid-19, además de hacer muchas otras actividades de divulgación en el vecindario”, agregó.

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Su vida en la universidad

Si bien es la primera vez que realiza una maratón virtual, desde 2011 sor Stephanie y un equipo de corredores participan en la Maratón de Chicago y otras carreras locales para financiar los proyectos de la misión.

Para sor Stephanie correr en la universidad “fue una gran bendición” y “una de las cosas más grandes y geniales que he hecho en mi vida”. En su segundo año en la universidad, la joven sufrió una lesión que la obligó a reducir la velocidad y evaluar honestamente su vida y sus prioridades. “Me vi obligada a reflexionar sobre lo que estaba haciendo, por qué lo estaba haciendo y cuál era el significado de todo esto”, dijo.

Mientras se recuperaba de su lesión, comenzó a ir a la Misa dominical y pasar más tiempo con sus amigos de la iglesia. “Me invitaron a un retiro, donde tuve una experiencia muy poderosa. Me di cuenta muy intensamente de que Jesús está realmente presente en la Eucaristía”, dijo.

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El llamado de Dios

Cuando se recuperó, “al principio traté de volver a estar en forma […] lo cual fue una lucha enorme, porque estuve fuera durante mucho tiempo y realmente había perdido mucha forma física […] cuando comencé a pensar en correr demasiado, sabía que mi vida no estaba equilibrada. Sabía que me atraía descubrir este nuevo lugar para correr en mi vida”.

En su tercer año en la universidad empezó a discernir seriamente la vida religiosa y pensó que tendría que dejar de correr para responder al llamado de Dios. “Estaba orando y llegué al punto en que le dije a Dios: ‘Si realmente quieres que me una a esta comunidad, no volveré a correr. Si esto es realmente lo que quieres, dejaré de correr’”, dijo. “Después de ese punto, hubo mucha libertad […] Y sentí que finalmente corría […] comencé a tener un mejor lugar en mi vida, un lugar más equilibrado”, agregó.

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"El correr complemente mi fe y mi vocación"

Tras unirse a las Franciscanas de la Eucaristía de Chicago, Sor Stephanie pudo seguir corriendo. “Este es el hermoso testimonio: cuando le entregué a Dios las carreras, Él me lo devolvió de esta manera asombrosa que nunca soñé podría haber sucedido”, dijo.

“Siempre quise ser un maratonista. Sabía que era en lo que iba a ser buena. Siempre había esperado con ansias terminar la universidad para poder correr maratones […] Dios me dio este gran regalo de poder correr maratones. Y no para mí, pues pude hacerlo con esta increíble recaudación de fondos para crear conciencia, apoyo y dinero para nuestro trabajo”.

Sor Stephanie dijo que hoy en día el correr complementa su fe y su vocación. “En mi opinión, es una combinación hermosa para las personas que intentan crecer en santidad”, dijo. “Correr es una buena manera de ayudar a las personas a rezar y crecer en santidad, si te lo tomas en serio y lo haces por los demás y no por ti mismo”, agregó.

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