TIEMPO DE JUEGO
La odisea de Juanma Castaño con los taxistas de Breslavia: "Me echaba del taxi y me decía «¡No te lo doy, fuera!»"
Juanma Castaño, como enviado especial a la final de la Conference, habló de sus polémicas con los taxistas polacos

Juanma Castaño, como enviado especial a la final de la Conference, habló de sus polémicas con los taxistas polacos
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A veces, la vida del enviado especial pasa por algunos momentos surrealistas, como los que le sucedió a Juanma Castaño con los dos únicos taxis que tuvo que coger este miércoles en Breslavia.
Castaño es uno de los integrantes del equipo de periodistas de la Cadena COPE que viajó a tierras polacas para contar todo sobre la fina de la Conference League entre el Betis y el Chesea, en un día histórico, pase lo que pase, para el equipo verdiblanco.
Aprovechando que Paco González, durante la previa de la final, preguntó en Tiempo de Juego si alguno de los presentes había sido testigo de alguna revuelta o alguna polémica, Castaño no quiso desaprovechar para desahogarse por lo vivido a bordo de dos taxis por Breslavia.
"Yo he visto un enfrentamiento, que ha sido el mío con un taxista", anunciaba Castaño. "Probablemente Aston, Martin debería pensar en fichar a ese taxista, porque no he pasado tanto miedo en mi vida", denunció, aunque no fue el único.
José Manuel Oliva y Andrés Ocaña también sufrieron a bordo de otro taxi camino del hotel en la noche del martes: "Todavía estoy temblando", recordaba Ocaña.
Antes del 'rally' por las calles de Breslavia, Castaño contó la bronca que tuvo con un conductor con el que tuvo que llegar a un acuerdo particular: "Le he pedido ticket para pasar el gasto a la radio y me dice que no me da. Le dije que lo necesito porque vengo a trabajar y me dice: '¡No te le doy ticket, fuera!' . ¡Pues no te pago! Me echaba del taxi después de hacer la carrera. Me cobraba 40 euros y hemos llegado a un acuerdo por 20, porque no me daba ticket".
"El segundo taxista", contó después, "se ha vuelto totalmente loco. Esquivando coches sin ninguna necesidad, que eran las cinco de la tarde. ¡No había necesidad! Era yo el que decía que no tenía prisa, y me miraba como diciendo que era imbécil".