La razón por la que un experto justifica que tu hijo no lee libros con el lugar en el que están en casa: "Encerrados"

En Poniendo las Calles, Joan Carles Girbés, director de la editorial Edicions Bromera, expuso una perspectiva interesante sobre cómo fomentar la lectura en los más jóvenes. Su reflexión pone énfasis en el entorno familiar, argumentando que uno de los errores más comunes es "encerrar" los libros en lugares inaccesibles para los niños. 

Según Girbés, tener los libros en estanterías altas o fuera del alcance de los pequeños no solo limita su acceso, sino que también les manda el mensaje de que los libros son objetos delicados que deben evitarse, en lugar de ser parte del entorno cotidiano.

El experto subraya que, al igual que en cualquier otro aspecto de la vida, los niños aprenden por imitación. Por ello, si los padres y adultos a su alrededor no leen, es poco probable que los pequeños desarrollen el hábito de la lectura. Es crucial que los libros estén accesibles y sean parte de la experiencia diaria del hogar. 

Girbés también menciona que, aunque no existe una receta mágica para convertir a los niños en ávidos lectores, pequeños gestos como tener libros visibles y cerca de ellos pueden ser muy efectivos. Además, leer en voz alta o participar juntos en la lectura de un libro puede ayudar a crear un vínculo positivo con la lectura.

tu hijo no lee libros

Uno de los puntos más destacados de la conversación es la idea de que, aunque en algunos casos el intento por fomentar la lectura pueda parecer un "negocio ruinoso" —es decir, que no siempre los resultados serán inmediatos o visibles—, lo importante es el tiempo de calidad compartido con los niños, y la oportunidad de conocer mejor sus intereses y reacciones.

En ese sentido, incluso si un niño no se convierte de inmediato en un lector empedernido, el simple hecho de compartir un momento con ellos, rodeados de libros, puede tener efectos profundos a largo plazo.

Girbés también señala que la lectura debe ser una experiencia social. Al igual que en el deporte, donde la comunidad se une a través de una afición común, los libros pueden convertirse en el centro de una experiencia compartida entre padres, hijos y otros miembros de la familia. 

Cuando los niños ven a sus padres leer, desarrollan una mayor curiosidad por los libros, lo que genera un ambiente de aprendizaje y aprecio por la lectura en casa.

el lugar en el que están en casa

Además, se enfatiza la importancia de crear rituales de lectura, como dedicar un tiempo específico cada día a leer, especialmente antes de dormir, y permitir que los niños elijan sus propios libros. Este espacio debe ser vivido de manera positiva, sin la imposición de que los niños dejen de hacer otras actividades para leer. El objetivo es hacer de la lectura una actividad placentera, y no una obligación.

Por último, Girbés concluye que los padres deben ser pacientes y constantes, y aunque el proceso puede llevar tiempo, los beneficios de fomentar la lectura en la familia son inmensurables, tanto en el desarrollo intelectual como en la creación de vínculos más cercanos con los hijos.