Meteorólogos se sorprenden con el fenómeno provocado por incendios como el de Cataluña: "Incluso con descargas eléctricas"
José Miguel Viñas recalca que "haya tormentas en verano entra dentro de la normalidad", pero muestra curiosidad por lo que ocurre con las asociadas a los fuegos

Carlos Moreno 'El Pulpo' analiza junto al meteorólogo José Miguel Viñas los episodios de tormentas que estamos viviendo este verano
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Las tormentas en verano no son una rareza. “Haya tormentas en verano entra dentro de la normalidad”, explicó el meteorólogo José Miguel Viñas en su conversación con Carlos Moreno ‘El Pulpo’ en Poniendo las Calles (COPE). Sin embargo, el asombro de los expertos crece ante un fenómeno cada vez más frecuente: incendios forestales que generan sus propias nubes de tormenta, conocidas como pirocúmulos, capaces de producir descargas eléctricas y alterar la dinámica atmosférica.
El fuego genera su propia tormenta
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El reciente incendio en Cataluña, que costó la vida a dos personas, mostró lo difícil que puede resultar prever el comportamiento de estos fuegos. “Los técnicos en extinción ya los catalogan como incendios de sexta generación”, apuntó Viñas, que colabora también en el programa Agropopular de César Lumbreras.
Lo que diferencia a estos incendios no es solo su intensidad, sino su capacidad para alimentarse a sí mismos y crear estructuras nubosas tan potentes como una tormenta veraniega. “Se genera un foco de calor tan grande que el propio incendio tiene su propia dinámica, desacoplándose de la atmósfera”, explicó Viñas. En esos casos, el pirocúmulo que se forma asciende miles de metros, como si fuera una tormenta convencional, pero con un origen directamente vinculado al fuego.

El incendio forestal de Paüls (Tarragona)
Este fenómeno ha sido observado también en otras partes del mundo, como Australia o el oeste de Estados Unidos, donde las condiciones de sequía extrema y altas temperaturas han generado incendios con comportamientos imprevisibles. El fuego no solo avanza con rapidez, sino que puede moverse en dirección contraria al viento, dejando desorientados incluso a los equipos de emergencia.
Una atmósfera cada vez más extrema
Más allá de estos episodios, la conversación con Viñas puso el foco en un cambio más profundo: la alteración del patrón climático. “Lo que antes eran las tormentas del verano, ahora se convierten en tormentas monstruosas”, dijo, aludiendo a fenómenos con granizo de gran tamaño o lluvias torrenciales en lapsos muy breves.
A juicio del experto, lo que estamos viendo es la consecuencia directa del calentamiento global. “Estamos en un punto en el que los impactos de la subida de temperatura se manifiestan en alteraciones de la dinámica atmosférica”. Eso implica, por ejemplo, veranos que se alargan hacia mayo o incluso noviembre, con primaveras y otoños que pierden definición.

Un helicóptero trabaja en la tareas de extinción del incendio forestal de alta intensidad que se inició ayer en Paüls
El cambio también se manifiesta en la circulación atmosférica, donde las danas y patrones subtropicales están ganando terreno en el sur de Europa. “Antes teníamos periodos con entradas de aire polar, ahora ese tipo de tiempo se da cada vez menos”, explicó Viñas.
El meteorólogo alertó también sobre la evaporación creciente provocada por las temperaturas persistentemente altas, lo que pone en riesgo la estabilidad de las reservas hídricas, aunque las lluvias recientes hayan mejorado los niveles de los embalses. “Encadenar semanas sin lluvia en otoño puede hacer que vuelvan a caer en picado”, advirtió.
En la misma línea, el catedrático Francisco Tapiador, también entrevistado en el programa, fue tajante: “El clima ha pasado un punto de no retorno. Ya no vamos a volver al que teníamos antes”. Para Tapiador, lo que queda es mitigar los efectos del cambio climático, ya sea mediante infraestructura hídrica, nuevos métodos agrícolas o incluso proyectos de geoingeniería, como la inyección de aerosoles en la atmósfera, aunque aún estén en fase experimental.
En conclusión, el verano español, con sus episodios extremos, incendios que se tornan en tormenta y un patrón climático más agresivo, es reflejo de un planeta en transformación. Como señaló Viñas, “el cielo informa”, y mirar hacia arriba es más necesario que nunca.