¿Quién es el patrón de Internet?
Conocemos la historia de un joven beato italiano aficionado a las nuevas tecnologías que falleció en 2006: Carlo Acutis

¿Quién es el patrón de Internet?
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Prácticamente cualquier disciplina o profesión tiene su patrón. Por ejemplo, los médicos tienen a san Lucas; los periodistas, a san Francisco de Sales; los barrenderos, a san Martín de Porres; los profesionales que trabajan al volante, a san Cristóbal... ¿pero sabías que Internet podría tener un nuevo patrón dentro de poco?
Lo cierto es que la red de redes tiene patrón desde 2001: san Isidoro de Sevilla, un español que vivió entre los siglos sexto y séptimo y que compiló todo el conocimiento de la época en su obra 'Etimologías'. Eso sí... como te puedes imaginar, san Isidoro enviaba pocos e-mails en su época, por eso hay algunas voces que de un tiempo a esta parte vienen pidiendo que haya otro patrón para Internet: un beato italiano llamado Carlo Acutis. Este chico, natural de Lombardía, en el norte de Italia, falleció en 2006, cuando tenía 15 años. Como la mayoría de los jóvenes de su generación, Carlo siempre demostró un interés especial para todo lo relacionado con la tecnología. De hecho, uno de los pocos vídeos en los que se conserva su voz es un cortometraje que grabó para el colegio, en el que cuenta el día a día de Giordano Maderna, una persona discapacitada.
Durante su corta vida, Acutis destacó por la importancia que le otorgaba a la Eucaristía. Era un auténtico enamorado de la misa, a la que definía como “la autopista hacia el Cielo”. De hecho, Carlo Mostraba una madurez que no era habitual para su edad. Recibió la comunión de forma prematura, tras pedirlo fervientemente. Desde ese día, Carlo no faltó ni un solo día a misa. En las vacaciones familiares, pedía a sus padres visitar santuarios y tenía especial pasión por las apariciones de la Virgen de Lourdes y la de Fátima. Su madre recuerda que llegó un momento en el que tuvo que apuntarse a clases de Teología para poder responder a las dudas que le planteaba Carlo.
Además, rezaba el Rosario todos los días, se confesaba una vez a la semana y era catequista de los niños de su parroquia. También dedicaba su tiempo libre a visitar a los ancianos de su barrio, ahorraba dinero para dárselo a los pobres, ayudaba a las personas sin hogar y era voluntario en los comedores sociales.
Un beato aficionado a Internet
Su otra pasión, la tecnología y todo lo relacionado con Internet, la empleó en un proyecto de evangelización: una serie de materiales audiovisuales relacionados con su devoción por la Eucaristía. Fue, de hecho, uno de los precursores del uso de este tipo de medios para la evangelización. En declaraciones a Ecclesia, su madre, Antonia Salzano, destaca cómo su hijo empleó la tecnología para hacer el bien.
Ese trabajo le llevó a recorrer varios países durante cerca de dos años, investigando junto a sus padres sobre una de sus grandes pasiones: los milagros eucarísticos. Un trabajo que se materializó en su obra más importante: una página web sobre 136 milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia y sucedidos en todo el mundo. Esa exposición que, como te decía, comenzó en Internet, se ha convertido después en una muestra que ha recorrido los 5 continentes, porque los 136 milagros se han trasladado a paneles que cientos de iglesias alrededor del mundo han instalado como exposición temporal en sus templos.
Pero, con 15 años, Carlo enfermó de leucemia tipo M3. Asumió la enfermedad con entereza y serenidad. De hecho, su madre recuerda que, al entrar al hospital, le dijo: “De aquí ya no salgo”. Se conserva un vídeo en el que, ya enfermo, asume con tranquilidad su destino. Tres días después del diagnóstico, el 12 de octubre de 2006, falleció. En un vídeo, antes de conocer su enfermedad, pedía ser enterrado en la basílica de san Francisco de Asís, un santo por el que también tenía mucha devoción. Murió con fama de santidad. Su madre recuerda que al funeral acudieron personas que ella no conocía, y que resultaron ser algunos de los que habían recibido ayuda de Carlo: personas sin hogar, inmigrantes, mendigos y niños.
Fue allí, en Asís, donde casi 14 años después, en 2020, fue beatificado. Unos días antes de la ceremonia, la tumba en la que se conservaban sus restos fue abierta, para exponerlos a la veneración de los fieles. Fue una sorpresa que, tras 14 años, se conservaban en un estado de incorruptibilidad y, vestido con una sudadera, unos vaqueros y unas zapatillas, una indumentaria que llevaba habitualmente. El Papa Francisco reconoció el gran ejemplo que suponía para los jóvenes el testimonio de este nuevo beato.
Para su madre, Antonia, es todo un ejemplo de cómo los jóvenes pueden seguir teniendo a Cristo en el centro, a pesar de todo lo que les rodea. Para dar a conocer su figura, este viernes se estrena la película 'El Cielo no puede esperar', que narra la historia de este beato millenial, como lo definió el Papa Francisco. La madre de Carlo cree que esta iniciativa puede ayudar a dar a conocer el testimonio de vida de su hijo.