Karen llegó de Honduras buscando una oportunidad: "Me quedé embarazada y sin trabajo"

Ahora vive, junto a otras 63 mujeres en situación de vulnerabilidad, en el Centro Residencia Norte de la Comunidad de Madrid. Pilar García de la Granja ha pasado la mañana con ellas y sus niños

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En la Comunidad de Madrid existe un recurso único para madres en apuros: el Centro Residencia Norte. Se trata de la única residencia maternal pública de la región, un hogar destinado a ayudar a mujeres sin recursos que, sin este apoyo, no podrían hacerse cargo de sus hijos, criarlos y cuidarlos.

Un proyecto de vida para ser autónomas

El objetivo del centro no es solo ofrecer un alojamiento, sino un proyecto de vida de un año. Según explica Mila, la directora, el fin fundamental es "que sean buenas mamás y que salgan autónomas". Esta intervención integral abarca desde el crecimiento personal y la adquisición de competencias maternas hasta la búsqueda de empleo.

La residencia tiene capacidad para 64 personas, entre madres y niños, y actualmente presenta un nivel de ocupación muy alto. Para facilitar que las madres se dediquen a su proyecto personal, el centro dispone de su propia escuela infantil, que ofrece un carácter educativo y compensador tanto para los menores como para sus progenitoras.

La vida en la residencia se organiza de una manera muy cotidiana. Las mujeres viven en pisos compartidos entre tres o cuatro, pero cada una dispone de su propia habitación con baño, lo que les proporciona un espacio de intimidad y normalidad durante su estancia.

Historias de superación y esperanza

Una de las residentes es Karen, una joven de Honduras que llegó a España buscando una oportunidad laboral. 'Quise venir a probar la suerte aquí, a ver qué tal', relata. Sin embargo, su situación cambió drásticamente: 'me quedé embarazada y me quedé sin trabajo, ya no tenía dónde estar'. Llegó al centro directamente desde el hospital con su bebé, que ahora tiene un mes y medio.

Tengo la esperanza de un día salir para darle una buena vida a mi hijo y estar en mi casa"

Karen llegó de Honduras buscando una oportunidad

Pese a la incertidumbre inicial, Karen se está adaptando bien y tiene planes claros. Su objetivo es recuperarse, encontrar un trabajo como manicurista, que es su oficio, y poder independizarse. "Tengo la esperanza de un día salir para darle una buena vida a mi hijo y estar en mi casa", afirma con convicción.

La historia de Sole, de Paraguay, es también un ejemplo de resiliencia. Llegó a España con 16 años y, tras ser víctima de violencia de género, se encontró sin hogar con sus dos hijos. Fue su trabajadora social quien le habló de este recurso, al que no dudó en acudir por el bienestar de sus pequeños.

Aquí me siento segura, también me siento segura por mis hijos, porque están en un lugar tranquilo"

Sole, víctima de violencia de género

Para Sole, el centro es un refugio de paz. "Aquí me siento segura, también me siento segura por mis hijos, porque están en un lugar tranquilo, en donde están bien, tienen techo, comida, y están felices, por sobre todo", explica. Ahora está a punto de obtener sus papeles y busca empleo activamente como dependienta o camarera.

Una puerta abierta a la integración

El acceso a la residencia se realiza a través de una derivación de los servicios sociales. Las mujeres mayores de edad entran de forma voluntaria, mientras que las menores suelen ser derivadas por el área de protección. Recientemente, el centro ha ampliado su acogida a mujeres que no tengan papeles, ya que muchas pueden regularizar su situación a través de sus hijos.

Tanto Karen como Sole recomiendan el centro sin dudarlo. "Que vengan, que es una gran oportunidad, porque nos dan la oportunidad de poder trabajar, de que nuestros hijos estén en la guardería, en la escuela, y de salir adelante", anima Sole. Su voz es el reflejo de la esperanza que ofrece un lugar que se ha convertido en el punto de partida de una nueva vida.

Todas las caras de la pobreza

El avance de la pobreza en España es una realidad que confirma el último informe FOESSA elaborado por Cáritas. Cada vez más familias de clase media quedan atrapadas en situaciones de exclusión provocadas por el encarecimiento de la vivienda y por un mercado laboral precario. Más del 50% de quienes reciben ayuda de Cáritas tienen un empleo, pero aun así no pueden salir de la exclusión. La precariedad afecta ya a casi la mitad de la población activa.

En total, 4,3 millones de personas viven en exclusión severa en España, y uno de cada tres es menor de edad. Nuestro país presenta la mayor tasa de pobreza infantil de la Unión Europea: 2,3 millones de niños en esta situación, según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza.

La pobreza, sin embargo, no se reduce a una sola dimensión. A principios de octubre salió a la luz Dilexi Te, la exhortación del Papa León XIV, en la que reflexiona sobre el amor a los pobres. Allí explica que la pobreza adopta múltiples formas: la falta de medios materiales, la debilidad emocional o personal, la marginación social y la incapacidad para defender la propia dignidad. El Papa también alerta sobre nuevas formas de pobreza, “más sutiles y peligrosas”.

El informe FOESSA advierte de que España vive un momento clave. En este contexto, los comunicadores de COPE recorrerán el país para aportar claridad, buscar soluciones y escuchar historias con nombres y apellidos. Todo ello se reunirá en la programación especial ‘Todas las caras de la pobreza’, dedicada a mostrar la profundidad y la diversidad de esta realidad.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.