La historia de Cristóbal, mártir de Sevilla que será beatificado: "Entreguen esta carta a mi mujer"
En Mediodía COPE repasamos la historia de los mártires asesinados en Sevilla durante la persecución religiosa de los años 30. Este sábado serán beatificados
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Actualizado 17:30
Consuelo, una vecina de Sevilla, guarda en su casa una carta muy especial. La escribió su tío Cristóbal Pérez que se encontraba en la cárcel. Aquella carta iba dirigida a su mujer, a Pura. Cristóbal sabía que iban a fusilarlo y quiso despedirse de ella. En la cárcel en la que se encontraba Cristóbal, en Cazalla de la Sierra, en Sevilla, siguió ejerciendo el oficio que había realizado toda su vida. El de farmacéutico. Su celda en esa prisión fue llamada por el resto de presos como “La Botica”. Allí se acercaban todos aquellos que tenían algún problema de salud y él hacía lo posible por curarlos. También acompañaba a todo el mundo y les daba ánimos.
Precisamente esa religiosidad que nos cuenta su sobrina-nieta Consuelo es lo que llevó a la cárcel a Cristóbal. Le llamaban el “padre de los pobres” y el resto de farmacéuticos del pueblo empezaron a cogerle mucha manía. ¿El motivo? Cristóbal daba gratis las medicinas a aquellos que no podían pagarlas. El mismo día que empezó la Guerra Civil, en 1936, lo delataron, fue detenido por ser católico. Estuvo en prisión más de 2 semanas. Allí pasó días muy duros. El 5 de agosto de 1936, las tropas republicanas fusilaron a Cristóbal por su fe. Tenía 48 años. Este sábado Cristóbal Pérez será beatificado en Sevilla.
Sus virtudes y su muerte como mártir van a ser reconocidas por la Iglesia. Junto a él van a ser beatificados en la Catedral de Sevilla 19 mártires más. Todos ellos asesinados durante la persecución religiosa de los años 30 en España.
Lee la historia completa de Cristóbal Pérez pinchando en este enlace.
En Cazalla de la Sierra también mataron a muchas otras personas por declarar públicamente su fe. Uno de ellos es Antonio Jesús Díaz. También fue asesinado en Cazalla aunque nació en Bollullos del Condado. Pertenecía a una familia de organistas desde el siglo XIX. Entró en el seminario de Sevilla pese a la oposición de sus padres y debía tener una mente brillante porque se ordenó sacerdote dos años antes de lo que le correspondía para lo que tuvo que pedir permiso al Papa. Era una persona entregada a los pobres. Tanto es así que su madre tenía que enviarle gallinas para que pudiera comer él. Todo se lo daba a quien más lo necesitaba. Cuando se instaura la Segunda República empiezan a hacerle la vida imposible. Le prohibían tocar las campanas, llevar la comunión a los enfermos... Tuvo la oportunidad de marcharse de Cazalla y salvar la vida, pero él se negó. No quería abandonar a sus feligreses en aquellos momentos tan complicados. Lo acabaron matando en el patio de la prisión junto a más de 60 personas.
Algo parecido le pasó a Manuel González-Serna. Se pasó años perseguido por las autoridades de Constantina pero no quiso marcharse del pueblo aunque también se lo propusieron. Fue detenido el 19 de julio tras atender a un herido en el hospital de San Juan de Dios. Lo maltrataron en prisión y lo mataron de dos disparos.
Lee la historia completa de Manuel González-Serna pinchando en este enlace.
Estamos hablando de sacerdotes mártires pero este sábado también se van a beatificar laicos e incluso miembros de una misma familia.
Por ejemplo a los hermanos Lobato, Salvador y Rafael. Salvador fue sacerdote y párroco por distintos pueblos de Sevilla y su hermano siempre le acompañaba, hasta el final. La guerra les cogió en El Saucejo, donde Salvador era párroco. Las milicias tomaron la parroquia, destrozaron y quemaron todo y los hermanos fueron recluidos durante un mes en una casa cercana, y luego fusilados en la plaza. Según cuenta la sobrina nieta de los dos, Emilia Chico, murieron abrazados.
Lee la historia completa de los hermanos Lobato, Salvador y Rafael pinchando en este enlace.
En una sociedad tan crispada como la que tenemos hoy en día, estos mártires son ejemplo de valentía y sobre todo de perdón.

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