Si por algo conocemos Suiza, a parte de las vacas, los relojes, las navajas y el queso, es por la fortaleza de su sistema bancario y por ser un punto central de las grandes inversiones internacionales.

Por eso ha sido muy sorprendente que toda una institución bancaria como el Credit Suisse, el segundo banco del país, esté ahora mismo envuelto en una tormenta financiera que ha obligado a intervenir al Banco de Suiza.

Ayer, el Credit Suisse perdió un 24% de su valor en bolsa. Su situación era delicada y tras venir de varios escándalos, después de vivir varias ampliaciones de capital y de reconocer que las pérdidas iban en aumento, la fuga de clientes desde el mes de diciembre está siendo importante. Y ante al situación que estábamos viendo en EEUU, su principal accionista desde la última ampliación de capital ayer le dijo que NO había más dinero, que no incrementaría su participación.

Todo esto se contagió a los mercados y las entidades financieras comenzaron a perder dinero. A última hora de la tarde salió al rescate el Banco de Suiza. Lo cierto es que no es tanto un rescate sino un préstamo.

Lo que han hecho es poner 50 mil millones encima de la mesa a cambio de que Credit Suisse entregue al banco central bonos y otros activos que tiene en balance, esto lo deposita y el organismo suizo le da esa liquidez para seguir operando y superar esta crisis. Bueno ¿será esto suficiente?

Cuidado porque si algo esperaba el mercado es que el BCE subiese menos los tipso de interés cambiase en parte el rumbo de su política monetaria para dejar un poco más de lado a la inflación en detrimento de detener una posible crisis bancaria. Pero la institución ha decidido seguir su mandato y apostar por combatir los altos precios. Así que el precio del dinero sube en medio punto. Otro 0,5.

Puede ser señal de que o bien confía en la solidez de la banca europea o bien no quiere ser el primero en dar el paso y arriesgarse a que su decisión sea interpretada por los inversores como que vienen curvas. Sea lo que sea siempre hay reacción.