Sudán: en medio de la barbarie, la misión permanece
Escucha La Firma de José Luis Restán del lunes 17 de noviembre

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Hablamos demasiado poco de Sudán, país en el que se desarrolla una de las guerras más crueles e incomprensibles de este momento. Se habla de más de 60.000 muertos, 14 millones de desplazados y 25 millones de personas que pasan hambre. Cuesta imaginar las dimensiones de esta barbarie. Desde Sudán partió la gran aventura de los misioneros combonianos hacia toda África. Hasta que estalló la guerra tenían cuarenta parroquias en las dos diócesis del país. En Jartum, tenían 52 centros con casi 25.000 alumnos, la mitad cristianos y la mitad musulmanes, realizando un gran trabajo de convivencia y diálogo. Los cristianos son menos del 4% de la población, pero los colegios y clínicas de la Iglesia son muy valorados, y muchos musulmanes compiten por matricular a sus hijos. Hoy el 80% de esos centros están cerrados, y en las parroquias que quedan abiertas se atiende a cientos de familias evacuadas. También muchos misioneros han tenido que ser evacuados.
Lo que sorprende es que pueda sostenerse la misión en un contexto así. El provincial de los Misioneros combonianos en el país lo explica con sencillez: “permaneciendo cuando la situación lo permite, y dando un paso cada día, respondiendo a lo que el presente nos va pidiendo…”. El P. Diego Carbonare habla desde Puerto Sudán, ciudad estratégica en la costa del Mar Rojo desde donde intenta coordinar la actividad misionera. En medio de una violencia inimaginable, subraya que los cristianos empuñan el “arma” más poderosa de todas las que tienen: la oración. Habla de pequeñas experiencias de solidaridad y de paz, como el Colegio Comboni de Ciencia y Tecnología, con una facultad de enfermería. Otro ejemplo son las cocinas de barrio, donde las familias ponen en común lo poco que tienen y comen juntos, o personas que acogen a refugiados sin conocerlos, musulmanes que han acogido a religiosas que se quedaron bloqueadas durante los bombardeos. Habla de la fe de su gente, sencilla pero muy fuerte, y recuerda la recomendación del apóstol Pablo: “poneos al nivel de la gente humilde”. Tenemos que hablar más de Sudán…



