El primer viaje
Escucha la firma de José Luis Restán del miércoles 8 de octubre

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Será la dolorida tierra de Medio Oriente la primera que pise el Papa León XIV fuera de Italia, entre los días 27 de noviembre y 2 de diciembre. Primero irá a Turquía, un país en el que la presencia cristiana es hoy testimonial (lo cual no significa irrelevante) pero que está vinculado con la memoria de los primeros siglos del cristianismo.
Aunque no se conocen detalles del programa, sabemos que el Papa acudirá a Izniq, nombre actual de la antigua Nicea, para conmemorar el 1700 aniversario del Concilio que aprobó la Profesión de Fe, el Credo que los cristianos hemos seguido proclamando de manera ininterrumpida hasta hoy. Como ha dicho el Papa León, con este gesto la Iglesia hace memoria, no para cultivar la nostalgia sino para mirar hacia delante.
La vitalidad y la unidad de la Iglesia sólo nacen de una fuente que es Cristo presente en medio de ella, y el Credo nos dice, y dice al mundo, quién es este Cristo sin el cual todo lo demás es hojarasca.
La segunda etapa del viaje será el Líbano, el País de los Cedros, que ha merecido el cuidado especialísimo de los papas. En el Líbano vive la comunidad cristiana más numerosa de Oriente Medio. Si Nicea es una brújula para el futuro, el Líbano, en palabras de Juan Pablo II, es un mensaje de que la convivencia, a través de no pocos sufrimientos, sigue siendo posible.
El Papa León hablará ciertamente a los libaneses para sostener su esperanza, pero desde aquella altura se dirigirá a todas las poblaciones de lo que seguimos llamando “Tierra Santa”. Podrá contemplar con sus propios ojos las heridas de la guerra y la incertidumbre de tantos hombres y mujeres, y poner frente a ellos el acontecimiento de Cristo muerto y resucitado. El Sucesor de Pedro no es un actor político al uso, pero su palabra y sus gestos tienen una indudable valencia histórica. Y el momento es oportuno.