El milagro de la Iglesia en China
Escucha la Firma de José Luis Restán del miércoles 5 de noviembre

Escucha la Firma de José Luis Restán del miércoles 5 de noviembre
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El pasado 29 de octubre, a sus 90 años, culminaba su apasionada aventura humana y cristiana Julius Jia Zhiguo, obispo de la diócesis de Zhengding, en la región de Hebei, que nunca fue reconocido por las autoridades chinas. Sus fieles le recuerdan con gratitud inmensa porque siempre fue un testigo alegre de Cristo, en los momentos felices y en los momentos de prueba que comenzaron ya cuando era un joven seminarista. Entre 1963 y 1978 padeció sucesivos periodos de cárcel y “reeducación mediante el trabajo”. Finalmente, tras la vorágine de la Revolución Cultural, fue ordenado sacerdote en 1980 y al poco tiempo fue consagrado obispo de forma clandestina.
No llevaba la cuenta de las veces que fue detenido. Sus guardianes le reprendían porque ordenaba sacerdotes y él les explicaba con calma que esa era su vida y su tarea como obispo, provocando en ellos una mezcla de risa y de estupor. Y cuando le instaban a proclamar la “independencia” respecto a la Iglesia de Roma, replicaba que como obispo católico debía estar en plena comunión con el Papa. “Mi vida es hablar de Jesús, no tengo otra cosa que decir o hacer”, confesó en una entrevista. Y lo hacía tranquilamente, también a los que le detenían periódicamente.
A pesar de lo que había sufrido, entendía perfectamente los esfuerzos de Benedicto XVI y de Francisco por encontrar una vía de acuerdo con el gobierno chino. “Se puede encontrar una manera de tener en cuenta las expectativas del gobierno, decía, pero sin confundir las cosas: los nombramientos deben venir del Papa; nosotros confiamos en el Papa porque confiamos en el Señor que sostiene y guía a su Iglesia”.
En las últimas décadas, eligió vivir en una casa que acogía a setenta huérfanos, muchos de ellos con discapacidad, cuidados por religiosas. Su cuerpo ha sido sepultado en el cementerio de su pueblo natal. Como dice el periodista Gianni Valente, de la agencia Fides, “el pueblo de Dios hallará consuelo en su memoria y en su vida ejemplar, así sigue caminando, en la historia, el milagro de la Iglesia en China”.



