La firma de José Luis Restán: La cantinela de conservadores y progresistas

Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
No es la primera vez que el Papa señala el riesgo de que la fe se transforme en ideología, y denuncia que la etiqueta de “conservador” o “progresista” prevalece en algunos sobre lo que es sustancial en la fe y en la pertenencia a la Iglesia. Es un asunto que preocupa a Francisco, y que retomó durante la Audiencia General del pasado miércoles, al decir que “en la Iglesia todo debe ser conforme a las exigencias del anuncio del Evangelio; no a las opiniones de los conservadores o los progresistas, sino al hecho de que Jesús llegue a la vida de las personas; por tanto, toda opción, todo uso, toda estructura, toda tradición debe ser evaluada en la medida en que favorezca el anuncio de Cristo”.
En otro momento de su catequesis afirmó que “es muy triste ver a la Iglesia como si fuera un parlamento… la Iglesia es la comunidad de hombres y mujeres que creen y anuncian a Jesucristo movidos por el Espíritu Santo, no por las propias razones”. Claro que es necesario usar la razón, pero una razón que es abierta, iluminada y movida por el Espíritu Santo, no por esquemas y prejuicios ideológicos de uno u otro signo. Es importante atender a estas indicaciones insistentes del Papa porque, evidentemente, no las dice a humo de pajas, sino que sirven para corregir el camino. Si las atendemos y seguimos, claro.
A mí me sorprende que esta cantinela de “progresistas y conservadores” siga siendo un criterio habitual de juicio sobre la vida eclesial en numerosos medios católicos, un criterio estéril que sólo sirve para distraer y dividir. Qué distinto es el consejo de San Ignacio en sus “Reglas para sentir con la Iglesia” de no distraernos con nuestras opiniones y prejuicios, sino alegrarnos por todo lo que ayuda a las personas en su cercanía a Dios y a su Iglesia. Ese sí que es buen criterio.