La historia de Paco, el cargador que porta por última vez a 'su' Esperanza de Málaga en el marco incomparable de Roma: "La Reina ha decidido"
Tras llegar a la edad límite que marca la cofradía para ser cargador, Paco pensaba que la pasada Semana Santa sería su última vez elevando al cielo a 'su' Esperanza. El Jubileo de las Cofradías le ha dado una última oportunidad

Roma
Publicado el - Actualizado
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Roma ha amanecido envuelta en incienso y redoble de tambores. El Jubileo de las Cofradías ha traído hasta la Ciudad Eterna a miles de fieles, devotos y hermanos de hermandades de toda Europa. Pero si hay una presencia que ha marcado esta jornada, es la de las cofradías españolas, que han llenado las calles romanas con su fervor para ver procesionar por los monumentos y calles más emblemáticas de la capital italiana al Cachorro de Sevilla, la Esperanza de Málaga y el Jesús Nazareno de León.
Ponemos el foco en la Virgen de la Esperanza de Málaga. Una imagen mariana con un trono de más de 4.000 kilos de peso, portado por un total de 264 hombres.
Paco cargará por última vez a 'su' esperanza de málaga
Entre ellos está Paco Ávila. O, mejor dicho, estaba, porque este sábado se despide tras llegar al límite de edad para portar a la Virgen: 50 años. En la pasada Semana Santa malagueña ya se despidió, pensó que sería su última vez.
Pero el destino, o como él dice, 'la Providencia' le ha regalado una última oportunidad. Y no en cualquier sitio: en Roma, en la procesión magna, junto al Coliseo, en uno de los días más grandes del calendario cofrade internacional.
“Pensaba que se acabó”, cuenta Paco en 'Mediodía COPE Fin de Semana'. “Y al final pues Dios y la señora Perchelera de Málaga han decidido que tenga la oportunidad de estar bajo sus pies otra vez más, aquí en Roma. Y es una pasada, es alucinante”, ha asegurado.
El trono de la Esperanza no es cualquier estructura. Mide seis metros de altura, otros tantos de fondo, y se necesita un ejército de más de 200 hombres y mujeres para moverlo. Paco es uno de ellos, uno de esos “guerreros del jefe”, como él mismo se describe. “Nosotros somos una especie de guerreros del jefe y aquí estamos, a lo que nos digan”, confiesa.
Pero Paco no se limita a cargar kilos. Carga historias. Carga herencias. “Aquí debajo de nuestra señora hay muchos sentimientos, muchas promesas, muchas historias, abuelos, bisabuelos, también nuestros niños”, afirma.
Una despedida entre piedras milenarias
Cuestionado por lo que espera de esta gran procesión, Paco no duda: “Cumplir y terminar y retirarme como Dios manda, como la Reina ha decidido”.
Y es que la Esperanza de Málaga no es solo una talla. Es una tradición viva que recorre las calles durante más de ocho horas cada Jueves Santo, regresando a su encierro casi al amanecer. “Estamos acostumbrados a largas procesiones”, dice Paco. “Nuestra cofradía es de tradición, pero también muy dinámica, hemos cambiado el recorrido muchas veces y sabemos adaptarnos”.
Ahora el reto era otro: procesionar en una ciudad desconocida, sobre adoquines milenarios, con un entorno abrumador como el Coliseo o el Circo Máximo, y ante miles de fieles y turistas curiosos. Pero Paco lo tiene claro: “Somos muy leales a nuestros capataces, a nuestros mayordomos, y al final somos un grupo muy unido”.
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