Jorge Alcalde, divulgador científico, sobre los próximos robots: "Se trata de entender aquello que llamamos imaginación"

los androides siempre han seguido órdenes y han usado herramientas diseñadas por los seres humanos

Álvaro Criado

Madrid - Publicado el

3 min lectura

Los robots actuales destacan por su capacidad para realizar tareas físicas complejas. Desde moverse por entornos complicados hasta ejecutar labores domésticas como cocinar o limpiar, las máquinas han avanzado notablemente en los últimos años.                                              

Sin embargo, un aspecto esencial de la inteligencia humana sigue fuera de su alcance: la imaginación. La imaginación permite a los seres humanos construir soluciones inéditas, anticipar situaciones no vividas y crear herramientas nuevas frente a desafíos imprevistos.                          

Si en el futuro se enviaran robots a lugares remotos, como otros planetas, surge una pregunta fundamental: ¿qué ocurriría si se enfrentan a una avería que no estaba contemplada en su programación?                                               

  alcanzaría un nuevo nivel de autonomía      

Una máquina que solo actúe dentro de lo programado podría quedar completamente inmovilizada ante lo desconocido. Sin embargo, si un robot pudiera imaginar una solución propia —idear herramientas, trazar planes alternativos— alcanzaría un nuevo nivel de autonomía.                        

En España, un proyecto pionero explora precisamente esa posibilidad. El objetivo es que los robots desarrollen una forma de imaginación similar a la humana. Es decir, que no solo reaccionen a estímulos externos, sino que generen internamente posibles escenarios, herramientas, caminos y métodos para resolver problemas nuevos.                         

 Desde la robótica, se aportan modelos y algoritmos  

Para lograrlo, se combinan disciplinas muy distintas. Desde la robótica, se aportan modelos y algoritmos capaces de construir representaciones internas de objetos y acciones. A la vez, se recurre a la arqueología y la antropología, utilizando herramientas prehistóricas como inspiración. 

Se trata de estudiar cómo nuestros antepasados ideaban utensilios con materiales simples —como piedra, hueso o cuerno— y aplicar esa lógica primitiva a los procesos de diseño mecánico. 

Los investigadores trabajan con reconstrucciones de herramientas del pasado para entender los principios que guiaron su creación. A partir de ahí, buscan traducir esa lógica ancestral a un sistema que permita a los robots proyectar mentalmente formas y funciones antes de materializarlas. 

evaluar cuál sería la más efectiva y construirla por sí mismo

En la práctica, esto significaría que un robot situado en un entorno desconocido podría imaginar varias herramientas posibles, evaluar cuál sería la más efectiva y construirla por sí mismo. Sería un avance hacia una robótica más autónoma, menos limitada a lo que ya se ha codificado o previsto de antemano. 

A pesar de su potencial, este desarrollo no es sencillo ni inmediato. La imaginación humana implica siglos de evolución cultural, metáforas, abstracción y experiencia. Traducir todo eso a un sistema mecánico plantea enormes desafíos. 

Desde el punto de vista técnico, es necesario decidir qué representaciones internas debe usar el robot, cómo combinarlas, qué criterios aplicar para que tengan sentido y cómo evaluar las soluciones imaginadas. También surgen cuestiones filosóficas: ¿qué distingue imaginar de simular? ¿Puede una máquina realmente "creer" que su idea es viable?