Matemático ucraniano, tras 100 días de guerra: "Lo peor es escuchar un silbado, un misil viene hacia ti"
Rostislav Filippenko es un joven matemático que podría volver a España y vivir tranquilo, "pero si lo hago me convertiría en la persona que no soy"

Matemático ucraniano, tras 100 días de guerra: "Lo peor es escuchar un silbado, un misil viene hacia ti"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Rostislav Filippenko es un joven profesor de matemáticas ucraniano que vive en Madrid, pero desde el 24 de febrero su casa en la capital de España está cerrada. Rostislav se encuentra en Jarkov donde le pilló la invasión rusa porque se encontraba visitando a su familia. Rostilav tiene 31 años y se está encargando de proporcionar medicinas y asistencia sanitaria a sus compatriotas y vecinos de Jarkov.
Desde entonces hasta hoy han pasado 100 días en los que más de 14 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares. Cerca de 7 millones de ucranianos han cruzado la frontera hacia otras naciones y otros tantos son desplazados dentro de su país.
Cien días que han supuesto semanas de sufrimiento, devastación y destrucción a escala masiva y que han dejado a un tercio de la población ucraniana dependiente de la ayuda humanitaria.
"Cuando te levantas por la mañana te has pasado la noche escuchando bombardeos" cuenta Rostislav en 'La Tarde', "pero todo depende de la zona en la que vives". Este joven matemático puede dormir cada noche en su casa porque "la finca en la que vivimos es bastante segura. Fue construida en la época de Stalin y la ironía es que está preparada para bombadeos aéreos y misiles, tiene una anchura de pared de cinco ladrillos y es bastante segura. Fue construida para defendernos de los nazis y ahora nos protegen de los rusos".
En las calles de Jarkov "hay destrozos total, mi ciudad se había modernizado bastante, restaurantes abiertos, parejas andando por las calles, cuando llegaba desde España siempre veía mejoras y ahora se ve hormigón arrancado, cristales rotos, coches rotos, hay más de 3.000 casas civiles destruídas, el daño es mayor que el que sufrió durante la II Guerra Mundial y eso que fue tomada dos veces por los nazis" describe este matemático ucraniano que soporta todo lo que está ocurriendo después de 100 días "que no es poco tiempo, pero cada día la presión psicológica te va transformando y aumenta, y lo que al principio te parecía un shock al tercer día te acostumbras, el ser humano se acostumba a muchas cosas, a la guerra también. La gente se ha acostumbrado a las sirenas, a las alarmas, la gente ya no reacciona, ya no le presta atención porque la alarma se enciende por la mañana y ya no se apaga y si te bajas al sótano ya no puedes hacer vida normal".
Para seguir adelante hay dos razones dice Rostislav "la primera es que cuando estás bajo presión psicológica constante y riesgo físico, yo no me puedo quedar en casa porque escuchando eso todo el día te vuelves loco, necesitas un trabajo, algo que hacer. Yo el segundo día ya necesitaba algo que hacer. Cuando estás en una ciudad como Jarkov, asediada, tienes que encontrar un trabajo que te saca de ese pozo mental. Y la segunda razón es que hay gente peor que tú como en Mariúpol donde sí viven en un territorio ocupado, sin comida, sin agua, entre cadáveres. Lo peor es escuchar un silbado porque cuando lo escuchas es que hay un misil que va hacia ti y solo puedes tirarte al suelo porque hay 3 segundos para aplastarte y caer al suelo. Sabes que puedes morir en tres segundos". Una experiencia eu Rostislav ha vivido muy de cerca "lo he escuchado cuando estaba en una entrega de medicamentos, caes al suelo y el miedo te dice a ver si cae sobre mí el siguiente".
Rostislav podría volver en cualquier momento a España, pero ha decidido quedarse, "aquí está mi madre, mi abuela, mi tía. Puedo volver a España y estar tranquilo, pero no quiero, no puedo volver. Vine a escribir mi tesis magistral en matemáticas, pero ahora el ambiente no colabora con ello. Me encanta mi ciudad, su historia, tenemos tres premios Nobel, adoro mi ciudad y si no ayudo ahora me convertiría en una persona que no quiero ser, sería otro yo diferente".