
Foto Pixabay
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Tenemos que volver a las viejas costumbres, la comida principal, fuerte y antes de las tres, y la cena, frugal, antes de las diez. Nada nuevo hasta que se ha descubierto que nuestro organismo es, más o menos rápido, dependiendo de la hora a la que comemos.
El departamento de Fisiología de la Universidad de Murcia, ha elaborado un estudio en el que 420 personas se han sometido estrictamente a los parámetros de la dieta mediterránea durante 3 meses. El 70% de los pacientes, todos ellos en igualdad de condiciones, no perdieron el peso que estaba establecido debido a la variación en la hora de comer.El informe, que ha sido avalado por la universidad de Barcelona, revela que la hora en la que los 'pacientes' realizaban las comidas era el factor determinante de este resultado. "La diferencia entre no consistía en los alimentos, ni en la actividad física, el único factor distinto era la hora de comer", destaca la catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia, Marta Garaulet en La Tarde.Según lo que se cuenta en el análisis, el 70% de los participantes en el estudio no bajaron el peso que se esperaba, justamente el mismo número que confesó que estaba acostumbrado a comer más tarde de las 3.Según el estudio, el hacer la comida del mediodía más tarde de las 3, provoca que nuestro metabolismo quede sin alimento durante muchas horas del día respecto al desayuno. Este gesto cuando se convierte en hábito provoca que nuestro cuerpo se active en modo reserva, lo que conlleva a guardar las energías calóricas del desayuno y evita su metabolización.Además, el comer tan tarde hace acercar la distancia con la cena y evita la merienda, lo que finalmente conduce a que nuestro organismo vaya más lento y no queme calorías a la velocidad que debe.



