Avanza la Semana Santa y lo hacemos todos mirando al cielo. Así estamos, esquivando chaparrones en estos primeros días pero son impresionantes algunas imágenes de la cantidad de gente en las calles acompañando los pasos que vuelven a salir en procesión dos años después. Por ejemplo, la procesión del Cautivo de Málaga, con miles de personas acompañando al Cristo es el claro ejemplo de lo que ya se está viviendo y se vivirá multiplicado por diez los próximos días.

Reconozco que nunca había visto tanta alegría en el sector turístico. Quizá en contraste por lo sufrido estos dos últimos años. Después de más de dos años oyendo penas y escuchando la incertidumbre y el pesar de hosteleros abocados al cierre, a los ERTE y a tantos problemas, ser testigos de esta alegría es un chute de energía para seguir hacia adelante a pesar de los nubarrones que nos sobrevuelan como la guerra de Ucrania, la crisis energética o la subida de los precios. Vamos a respirar este desbordante optimismo estos días de vacaciones porque yo creo que lo vamos a necesitar para afrontar lo que llegará después, aunque eso será, lo dicho, después de Semana Santa.