El Gobierno con su particular estilo ha filtrado la reforma educativa que está planeando. Mientras estuvo en la oposición el PSOE estuvo clamando por un pacto educativo, un pacto que nunca quiso: rompió las negociaciones argumentando que faltaba dinero. No quiera dialogar. Y ahora con 8 y pocos diputados quiere sacar adelante una reforma que pondría, por enésima vez, patas arriba el sistema educativo. Si hay algún terreno en el que necesitamos consenso es en el ámbito educativo. Necesitamos superar la confrontación ideológica, volver a empezar, reconocernos en lo que tenemos en común...pues nada.

El Gobierno tiene ya un cambio que se carga los itinerarios, que modifica el papel del director, que suprime el criterio de la demanda social para los colegios concertados y la oferta de clase de religión. Si los padres quieren llevar a sus hijos a un colegio de iniciativa social que cumple todos los requisitos ¿por qué no respetar la libertad? Si los alumnos o los padres demandan religión católica, ¿por qué no se puede ofrecer en las aulas?