La Foto: "El insomnio silencioso de la desesperación"
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Madrid - Publicado el - Actualizado
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La foto que me ha llamado la atención es una foto de Pablo Juliá. La imagen, en blanco y negro, está tomada en el Polígono Sur de Sevilla. Un niño se asoma a la ventanilla de un coche desde donde está hecho el disparo. El niño tiene el pelo oscuro, recio, algo rizado y de unos labios carnosos le cuelga un pitillo que se antoja muy largo y que está sin prender. La nariz como la de quien, a pesar de su corta edad, lleva ya muchos años boxeando con la vida.Nariz pegada a unos pómulos sucios: churretes de la miseria de los adultos que pensaron que concebirlo una sola vez, en unos minutos, era bastante. Bolsas y ojeras bajos los ojos, ojeras de quien ya conoce la ausencia de afecto, el insomnio silencioso de la desesperación. Y en el centro de la foto, la mirada del niño, una mirada ya cansada, entre cínica e insolente, una mirada que parece estar diciendo que no le importa el nuevo mal que puedan hacerle porque ya conoce el rostro de todos los males. Es una mirada herida por la inocencia robada, mancillada. Es la mirada de un juez, los ojos de los niños a los que no hemos dejado ser niños nos juzgan y nos condenan. Pero es también mirada de quien, a pesar de todo , suplica. Porque el niño de la foto, los niños que corren en la calle, que corren y alborotan, están pidiendo a gritos a los adultos que pensaron que se engendraba una vida en minutos, que se gestaba una vida en nueve meses, están pidiendo a gritos ser concebidos de nuevo, ser gestados de nuevo por unos padres que no tengan miedo a la libertad, ser paridos de nuevo por unas madres que no tiemblen asustadas por lo que es propio del hijo: ser libre. Esta generación clama a gritos pidiendo una maternidad nueva, una paternidad nueva que no esté atemorizada, que los quiera tanto como se quiere a una mujer y a un hombre libre.