No es un secreto que cuando comparamos los resultados académicos de nuestros estudiantes con los de otros países de nuestro entorno, no salimos bien parados. Informes como PISA, elaborado por la OCDE, que evalúa el nivel de los alumnos de 15 años en materias como ciencias, matemáticas y lectura, nos da un tirón de orejas en todas y cada una de sus ediciones.

La nueva ley de Educación que planea el Gobierno pretende inspirarse en el modelo finlandés, un país líder en esta materia. Pero, ¿todos los centros educativos de nuestro país obtienen tan malos resultados? El Instituto Nuñez de Arce, de Valladolid ha participado en tres ocasiones en esta prueba obteniendo resultados mejores que Finlandia, Estonia y Singapur. Paula es una de las alumnas que hizo la prueba el año pasado, reconoce que “había preguntas difíciles a simple vista, pero se trataba de pensar y relacionar”.

Le preguntamos si cree que en el Instituto les enseñan a resolver problemas de la vida real y esta es su respuesta: “Yo creo que sí porque aunque se ciñe bastante a lo que son los contenidos que hay que dar, hay métodos como debates en clase que permiten que desarrollemos nuestra forma de pensar y relacionar conceptos”.

Para el director del centro, Joaquín Fartos, el objetivo es hacerle ver al alumno que puede alcanzar expectativas o niveles que no imagina. ¿Cómo se consigue? Con mucho trabajo diario, “cuando tú trabajas día a día, ves los resultados”, cuenta.

En el Nuñez de Arce intentan que el temario se pueda aplicar a situaciones de la vida cotidiana porque de este modo los alumnos “desarrollan competencias que les hacen desenvolverse en la vida que es lo que se pretende con la Educación”. Fartos ve fundamental que los chavales se hagan preguntas. “Es muy cómodo llegar y creer todo lo que te dicen”, apunta, a la vez que defiende la importancia de fomentar el pensamiento crítico entre los jóvenes.