El próximo 25 de enero 16.176 jóvenes se enfrentarán al que seguramente es uno de los exámenes de su vida: el MIR. Una prueba que les convertirá en médicos internos residentes y les permitirá especializarse en una de las diferentes especialidades sanitarias, incorporándose así a una plantilla que, según la la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, es una de las más envejecidas de Europea. De hecho, según la OCDE, entre el año 2000 y el 2017 los médicos mayores de 55 años pasaron de un 10% a representar el 34%.

El problema que plantean estas jubilaciones es que se retiran más facultativos de los que llegan, lo que está provocando una falta real de médicos. En concreto, 2019 cerró con una carencia de 4.000 doctores en el sector y, en este año que arrancamos, ya se ha calculado que va a existir un déficit del 5%, que se espera seguirá creciendo durante los próximos 10 años hasta superar el 13%.

Una situación que ha llevado a algunas comunidades autónomas a dejar que estos profesionales continúen desarrollando sus funciones pasados los 65 años. Por ejemplo, en Galicia se calcula que entre un 40% y un 50% de sus médicos han optado por aplazar ese retiro.

Ahora bien, no debemos olvidar el valor que el conocimiento y la experiencia de los veteranos representa. De hecho, en la Mañana de Fin de Semana de COPE hemos hablado con un joven que está estudiando el MIR, y aspira a convertirse en traumatólogo, que nos ha recordado que “la medicina no son solo conceptos teóricos, que obviamente son fundamentales, estudio y conocer las diferentes patologías, también requiere de otro tipo de habilidades como son la buena entrevista clínica o la intuición”. Un conocimiento que solo se adquiere con el paso de los años y una vida dedicada a facilitar los mejores cuidados a los cientos de pacientes que cada año acuden a sus hospitales o centros sanitarios.