Este jueves el Congreso ha aprobado dos de las leyes más polémicas e ideológicas de las que ha sacado adelante esta legislatura el Ejecutivo de coalición. Se trata de la Ley Trans y de la nueva Ley del Aborto. Dos asuntos de enorme importancia que salen adelante, en ambos casos, con el liderazgo de la parte morada del Gobierno. Así que vamos a explicar qué novedades incorporan esas normas y qué consecuencias pueden tener en los próximos años.

Ley Trans

Lo esencial de esa norma es que recoge la llamada autodeterminación de género a partir de los 16 años. Es decir, que desde esa edad, la la voluntad de la persona es el único requisito para cambiar de sexo en el registro.

Esa es la clave de una norma que incorpora otras novedades. Por ejemplo: para cambiar de sexo en el registro a partir de los 16 años no será obligatorio presentar informes médicos o psicológicos que acrediten disforia de género. Tampoco estar en un proceso de hormonación o haberse sometido a operaciones estéticas. Los niños que tengan entre 14 y 16 años también podrán cambiarse de sexo. La única condición en su caso es que deberán acudir al registro acompañados de sus padres o tutores legales. Entre los 12 y los 14 años, los niños sí necesitarán autorización judicial.

Precisamente este aspecto ha provocado un enfrentamiento entre los socios de gobierno. El PSOE presentó una enmienda que proponía que los menores de 16 contaran con una autorización judicial para cambiar de sexo en el registro. Sin embargo, finalmente se impusieron las tesis de Podemos y esa enmienda fue rechazada. Lo cierto es que la ley aprobada por el Congreso ha despertado las críticas de muchos colectivos. Desde las feministas clásicas hasta los colegios de médicos. Y, sobre todo, de muchas personas que han sufrido un verdadero calvario después de haberse sometido a operaciones de cambios de sexo.

Personas como Sandra Mercado, una transexual de 36 años que se arrepiente de haber pasado por el quirófano. Ella cree que la clave es reivindicar el sexo biológico y la orientación y no la identidad sexual. Y cuenta que el problema es tratar de solucionar en un quirófano problemas que deberían tratarse a nivel mental.

Sandra pasó por un calvario médico cuyas consecuencias sigue sufriendo. Y critica la falta de información. Se sintió como un conejillo de indias. Sandra ha publicado un libro en el que cuenta su historia. Un libro que se titula, precisamente: La estafa del transgenerismo.

Pero las críticas llegan también de los propios médicos. Carlos Arango es uno de los psiquiatras más reconocidos de nuestro país. Es el jefe de Psiquiatría Juvenil del Hospital Gregorio Marañón. Y considera que se ha multiplicado el número de adolescentes que creen ser trans sin serlo realmente. La razón, dice, es la ideologización y que la Ley Trans solo acelerará ese proceso. Y no es solo la opinión de un experto. Es que los datos hablan por sí solos. Solo en Gran Bretaña, entre 2009 y 2018 aumentaron un 4000% los adolescentes que afirmaron ser transexuales. Aunque luego la realidad se acaba imponiendo: Solo 1 de cada 100 casos de transexualidad en niños y adolescentes se confirma en la edad adulta, según explican a COPE desde la Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia. Marta Albert es experta en bioética. Ella sostiene que la ley no resuelve los problemas de los menores trans.

Efectivamente, países como Reino Unido, Francia, Suecia, Finlandia o Noruega están dando marcha atrás en sus leyes trans. En Noruega incluso le ha costado el puesto a la primera ministra. Países que están rectificando sus normas por las consecuencias irreversibles que tiene llevar a cabo la transición de género, como apuntaba en TRECE Manuel Martínez Sellés, presidente del Colegio de Médicos de Madrid.

Esta ley Trans es un texto que rebosa de ideología y carece de fundamentos científicos. Y que es fácil intuir las consecuencias muy negativas que va a tener en el futuro, porque ya las hemos visto en muchos países que nos antecedieron con este tipo de normas. Pero no es la única ley ideológica que aprobaba el Congreso el pasado jueves.

Ley del Aborto

Una norma que va más allá de la ley de plazos aprobada por Zapatero en el año 2010 y que acaba de recibir el refrendo del Tribunal Constitucional. El aborto seguirá siendo libre durante las primeras 14 semanas de gestación. Pero es que, además, la reforma aprobada esta semana permite que las menores de 16 y 17 años puedan abortar sin el consentimiento de sus padres. Otra de las novedades de la ley es que se creará un registro de objetores de conciencia. También se elimina la obligación de informar a la mujer sobre las prestaciones y ayudas de apoyo a la maternidad y también el plazo de reflexión de tres días.

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Las críticas a esta ley del aborto vienen también de muchos sectores. Pero las más llamativas son las de las propias mujeres que han pasado por el drama del aborto. Personas como Berta, con quien hemos hablado en Cope. Que recomienda a las mujeres que tengan dudas, que se dejen ayudar, que no tengan miedo.Y como con la Ley Trans, la ciencia también avala lo necesario que es la información.

A más información, menos abortos. Quizá por eso la Ley de Montero elimina ese requisito. Según datos de REDMADRE, ocho de cada diez mujeres que se lo están pensando, con la ayuda pertinente, continúan el embarazo. Y otra de las falacias de los defensores de la ley es eso de que el aborto no deja secuelas. El propio Tribunal Supremo ratificaba en septiembre una sentencia de la Audiencia Provincial de Oviedo que prohibió a las clínicas abortistas seguir utilizando en su página web expresiones como que "el aborto no deja secuelas". Considera la justicia que esta publicidad es "ilícita por engañosa". Lo dice la justicia y lo corroboran las experiencias de miles de mujeres. Leire Navaridas tiene 40 años y hace 14 cuando tenía 26, decidió abortar.

Pero no fue una mala borrachera. Las heridas permanecen durante muchos años. Por eso, muchos colectivos insisten en la necesidad de apoyar a las madres, de poner el foco en ellas y en el valor absoluto de la vida humana desde su concepción. En España han abortado 100.000 mujeres de media al año desde que en 2010 entró en vigor la actual ley de plazos. Así que este es un buen momento para seguir recordando que la vida merece la pena.