Con las elecciones catalanas celebrándose en mitad de la pandemia y con una alta abstención sobrevolando, hay una pregunta que ha flotado en el ambiente: ¿no se podría haber votado de forma electrónica, telemática? Sin tener que ir al colegio y sin hacer uso del voto por correo, que ya sabemos que es más engorroso, porque hay unos plazos para pedirlo, ha habido largas colas en las oficinas de Correos. Visto lo visto, la cuestión es que si podemos hacer trámites con Hacienda, con el banco o incluso firmar contratos electrónicamente, ¿por qué no votar así en unos comicios?

Aunque ha habido algunos intentos, la verdad es que el voto electrónico es todavía una quimera en España. Lo primero es que haría falta una voluntad real de los partidos políticos, la ley orgánica del Régimen Electoral General, la LOREG no contempla este tipo de voto, habría que reformarla, como nos ha recordado Ángel Vallejo, director de relaciones institucionales de THIBER Seguridad y analista de ciber-riesgos.

Y, además, de que la ley no lo permita, otro escollo importante que habría que superar en caso de que se solventara el primero, serían las reticencias de bastantes personas por la desconfianza en la seguridad de votar por Internet.

Hay que recordar que en el año 2017, aquí en España, el Gobierno descartó la implantación del voto electrónico por miedo a la ciberdelincuencia. Poco antes, en Francia, el equipo de Macron había denunciado una acción de pirateo masivo durante la campaña.

Son muchas las ventajas que traería consigo, pero el caso es que, de momento, veremos por cuanto tiempo, sobresalen más los inconvenientes. Por ejemplo, el Parlamento Europeo advirtió de que el voto telemático compromete potencialmente el secreto del voto, ya que es imposible garantizar que nadie esté vigilando de alguna manera a los votantes cuando lo emiten. El secreto del voto es crucial.

La desconfianza de la ciudadanía, la falta de voluntad de los políticos y las dificultades técnicas son las principales barreras que tiene el llamado “i- voting”. Ha aumentado el nivel de seguridad, la tecnología avanza rápidamente, pero quizá no lo suficiente.

Hay que recordar que el voto electrónico se está utilizando para elegir rector o claustro en algunas

universidades españolas, como la UNED, las públicas de Barcelona, la Politécnica de Cartagena, la de Zaragoza, Oviedo o Málaga.

Y en otros países, ¿ha triunfado el voto telemático? Como nos ha contado Ángel Vallejo, experto en ciberseguridad, el líder absoluto en este campo es Estonia. Es un caso de éxito que funciona por su sencillez. Requiere: conexión a Internet: a través de ordenador o móvil, el número del DNI y una clave que proporciona automáticamente la web cuando el usuario accede. Y es curioso porque se puede votar varias veces, pero solo cuenta el último voto emitido. Avances de la tecnología.