Estamos ya a poco menos de un mes de la Navidad, pero lo cierto es que todo lo que la rodea se pone en marcha mucho antes. Concretamente, la iluminación. Una costumbre que ya ha llegado a las calles de las principales ciudades españolas.

En Vigo llevan ya una semana con las luces de Navidad encendidas mientras que este fin de semana se ha sumado la mítica calle Larios de Málaga. Este viernes también se iluminaban las calles de Madrid mientras que en Bilbao ya lleva desde el miércoles. Otra, Valladolid desde el jueves.

Lógicamente, con el encendido de las luces de Navidad surgen distintas preguntas. ¿Quién las pone? ¿cuánto cuestan? ¿qué beneficios sacan los negocios?

''En las últimas semanas hemos estado con la soga al cuello. Hemos estado muy apretados de tiempo, materiales casi no quedan porque el stock se va'', explica a COPE Miguel Pereira. Está al frente de una empresa familiar con más de 40 años de experiencia. La Navidad es muy importante para negocios como el suyo. Se dedican al montaje de este tipo de alumbrados. Como para muchos negocios, 2020 fue un año difícil para los negocios. En el caso de Miguel, su empresa estuvo nueve meses sin facturar. Ahora, un año después, siguen notando una cierta mejoría con respecto a 2020.

Y es que, a pesar de la crisis generada por la pandemia, las luces navideñas siguen siendo una apuesta fuerte para muchos ayuntamientos y para los distintos negocios. Como por ejemplo el de Cristian, tiene un bar en la provincia de Huesca. Invierte cerca de 400 euros cada año. ''Nosotros tenemos una empresa contratada y todos los años para estas fechas nos instalan los árboles y adornos navideños. Así podemos transmitir el espíritu navideño a la gente'', explica.

Y toda esta contratación de servicios y productos de cara a las Navidades, ¿en qué se traduce? En gasto. Madrid es la ciudad que más invierte con algo más de tres millones y medio de euros, seguida de Barcelona que invierte casi dos millones. En tercer lugar, Palma de Mallorca, con un gasto que oscila en torno al millón.

Todo esto llega en un momento en el que la luz es muy protagonista. Concretamente por su precio, cinco veces superior al de hace un año. ¿La principal solución? Menos horas para tratar de compensar y seguir cumpliendo el objetivo principal: mantener la magia.