Hay quien echa de menos las cartas de toda la vida. La correspondencia. Escribir a mano sobre un papel en blanco, doblarlo, meterlo en un sobre, chupar el adhesivo superior, cerrar la carta comprar un sello y depositarla en un buzón amarillo. Es una especie de ritual que se está perdiendo.

Como sabes entre 1493 y 1850 España gozaba de territorios por todo el mundo. Uno de los núcleos de los territorios conquistados a partir del Siglo XV son las Américas. Pues bien, te voy a hablar ahora de la correspondencia, de esas cartas que intercambiaba la Corona de Castilla con los territorios.

Nos remontamos al 3 de agosto de 1492. Ese caluroso día zarparon tres naves del puerto de Palos de la Frontera en Huelva, capitaneadas por Cristóbal Colón.

¿Su destino? Las Indias.

Concretamente 197 días después de zarpar. La primera carta escrita por la expedición describiendo lo que habían visto y dirigida a los Reyes Católicos está fechada el 15 de febrero de 1493.

“Señor, porque sé que habréis placer de conoçer de la grand victoria que nuestro señor me ha dado en este viage, vos escribo esta por la cual sabreis como en veinte días pasé a las Indias….”

Esta carta la escribió Colón en el interior de su carabela atracada ya de vuelta en la isla de Gran Canaria. Era la primera noticia que recibía la Corona de Castilla sobre el paradero de La Santamaría, La Pinta y La Niña. Describía y narraba la belleza, la riqueza que se había encontrado en Las Indias, que realmente era el Caribe y el sur de lo que hoy conocemos como Estados Unidos.

Más de 500 años después, el Archivo General de Indias en Sevilla ha recuperado una exposición con esas cartas, con esa correspondencia. Gracias a las noticias tan positivas que leyeron en esa carta, la correspondencia entre esos dos mundos, el “viejo” y el “nuevo”, se convirtió en un asunto de Estado.

En La Mañana del Fin de Semana de COPE el comisario de esta exposición Manuel Álvarez ha explicado que esta primera carta de Colón “trató de mantenerse en secreto” ya que “alteraba las relaciones internacionales entonces vigentes”. Esa primera carta dirigida al escribano de los Reyes Católicos describe “sierras y montañas, tierras tan hermosas para hacer plantaciones y sembrar, ríos que traen oro...”

La correspondencia en el archivo es “inagotable”. Hay escritos personales, noticias de descubrimiento y guerra. El archivo tiene una perspectiva “única” para los “múltiples enfoques de lo que sucedió en alta mar”. Son centenares de miles de cartas dirigidas al Rey aunque se filtraban y no todas llegaban a él. El Rey Fernando el Católico procuró que no hubiera nadie que “impidiera la relación epistolar” con él desde América. Lo veía clave para valorar y gobernar los territorios de ultramar.

¿Y cómo se cuida este legado histórico, estas cartas? Manuel Álvarez cuenta que la documentación colombina se encontraba en “muy mal estado”. En 1930 ingresa en el Archivo General y a partir de fotografías de las piezas se comienza a trabajar. Ya no se expone ningún original. Las medidas preventivas consisten en conservar los ejemplares en depósitos “a humedad y temperatura estables”. Se utilizan los “mejores materiales posibles” para conservar y restaurar. Hay “magníficos profesionales” en los talleres del Archivo General de Indias en Sevilla.