Kirk Douglas moría este miércoles a los 103 años y, con, él se marchó una de las dos únicas estrellas de la Edad Dorada de Hollywood que aún quedaban entre nosotros. La época de máximo esplendor de la meca del cine, en la que nuestro país se convirtió en un destino indiscutible para más de uno de estos actores que, gracias a venir aquí a grabar superproducciones, descubrieron las maravillas que escondía, y esconde, España.

Ese fue el caso de Ava Gardner que, durante cerca de una década, hizo del suelo español su hogar. Se vino a Madrid en los años 50, después de quedarse prendada de este tierra durante la grabación de la película “Pandora y el Alemán Errante” en Tossa del Mar. Se convirtió en la reina absoluta de la noche madrileña, le encantaba nuestra forma de vida, nuestros festejos y tradiciones, especialmente, la taurina.

La pasión por los toros no fue solo cosa de Ava Gardner, también del director Orson Wells, que comenzó a aprender español y empezó a torear, de hecho se le conoció en las plazas bajo el nombre “El Americano”. Su relación con los toros se mantuvo a lo largo de los años y, Antonio Ordoñez, se convirtió en uno de sus amigos más íntimos, de hecho, los restos del cineasta están enterrados en la finca del matador.

Además, también nos acordamos de esas estrellas de Hollywood con orígenes españoles: Rita Hayworth. Hija de un sevillano y descendiente de bailarines españoles, su verdadero nombre era Margarita Carmen Cansino. Fue el presidente de la Columbia, Harry Cohn, el responsable de borrar cualquier signo de su pasado sevillano en la estrella, que decidió que para lograr que triunfara era necesario americanizarla. De morena pasó a ser pelirroja, su nombre quedó reducida a Rita y adoptó el apellido de soltera de su madre, Hayworth.