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Herraiz, sobre la polémica de las fresas y Doñana: "Es algo inédito. Sánchez y Ribera siembran más dudas"

El comunicador reflexiona sobre las palabras del Ejecutivo criticando al sector de la fresa y da más claves tras las pasadas elecciones autonómicas y municipales

Antonio Herraiz

Antonio Herraiz

La Mañana de Fin de Semana

Tiempo de lectura: 6'Actualizado 08:48

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Buenos días. Bienvenidos a La Mañana del fin de semana de COPE, te venimos acompañando desde las SEIS en este domingo, en el que va a seguir la inestabilidad y las lluvias. Hemos pasado de una sequía prolongada, que todavía no hemos superado, porque los embalses apenas están almaceando agua, a complicaciones en cultivos afectos por las trombas de agua y el granizo. Las cosas de la primavera.

Lo inmediato pasa por la visita de una delegación de diputados alemanes que llega hoy a España. En principio, no vienen de turismo, aunque tampoco sería nada raro porque sólo el año pasado visitaron nuestro país 10 millones de germanos. En este caso llegan para interesarse por el cultivo de la fresa y otros frutos rojos.

¿A qué se debe este interés? Todo parte de la campaña de chantaje de un grupo de activistas ambientales conocido como CAMPACT. Estos son los que han llamado a las cadenas de supermercados alemanas a que no vendan fresas de España. Para ello, utilizan un argumento que es muy fácil de desmontar. Dicen que el cultivo de la fresa está contribuyendo a desecar el Parque Nacional de Doñana.

Ahora vemos por qué ese discurso es falaz. Pero el Gobierno de Sánchez, lejos de responder de inmediato, en lugar de defender a nuestros agricultores y de ponerse del lado de un sector, como es el de la fresa, que genera 100.000 puestos de trabajo directos, ¿qué es lo que ha hecho? Sembrar más dudas y alentar el boicot. Tuit de Pedro Sánchez: El negacionismo arruina nuestro medioambiente y corre el riesgo de arruinar las economías locales. Salvemos Doñana.

Tuit de la ministra de transición ecológica, Teresa Ribera, más explícita incluso que el presidente. Abro comillas: Alerta entre los consumidores alemanes que amenazan con un boicot a las fresas españolas. Es imprescindible despejar ya cualquier duda. Juanma Moreno debe retirar de inmediato la ley de regadíos que amenaza Doñana.

No es que no salgan en defensa de los intereses económicos de este sector. En cualquier otro país, su Gobierno habría hecho una campaña para fomentar el consumo de esos productos. Fresas, frutos rojos o cualquier cultivo que fuera atacado desde un país vecino. Aquí no. Algo inédito. El presidente y una ministra siembran más dudas y justifican el boicot señalando a la Junta de Andalucía, sólo porque no es de su partido.

Es importante poner todo en contexto porque estamos ante un hecho insólito. En Huelva, el cultivo de la fresa supone el 11 por ciento del Producto Interior Bruto de toda la provincia. Y con mensajes como los de la ministra, alientan la sensación de que, si no conoces la zona, toda la fresa está en el parque nacional, y que los recolectores se cruzan a diario con los linces ibéricos y con los flamencos.

No es así. Hay cultivos de fresas en el entorno, sí, pero a más de 30 kilómetros del espacio protegido. Y las extensiones más grandes están incluso más lejos, en distancias que llegan a los 100 kilómetros.

Al sector no le sorprenden estos ataques que esta vez llegan desde Alemania, donde por cierto, y aquí tienen una razón, ahora comienzan su campaña de recogida. INTERFRESA es la organización que representa al sector, y su presidente, José Luis García-Palacios, le decía a Herrera en COPE, que lo que más les ha dolido es la reacción del Gobierno.

Detrás de la campaña contra la fresa española está CAMPACT, esa organización ecologista muy vinculada al partido socialista alemán. Y tampoco es casual que este año la recogida de la fresa alemana se haya retrasado, que los consumidores germanos tengan que pagar más que por la española y que la de aquí, la de Moguer, la de Almonte, la de Palos de la Frontera o la de Lepe sea de mayor calidad.

Bueno, pues hoy llega esa delegación de diputados alemanes. Ha sido un viaje improvisado después de la campaña de los verdes que acumulaba ya más de 160.000 verdes. Y la pregunta es… ¿pero van a ir a Huelva? ¿Se van a reunir con los productores, van a visitar los cultivos para comprobar sus sistemas de eficiencia y ahorro de agua? ¿Para que les enseñen los certificados que garantizan que se cumple la legislación?

Y si revisamos el comunicado que ha hecho público el bundestag, el parlamento alemán, no podemos responder a todas esas cuestiones básicas. Dicen que los diputados pasarán por Madrid, por Sevilla y por Almería, pero de Huelva no mencionan nada. Que van a escuchar a los representantes de los gobiernos, entendemos que también de la Junta de Andalucía, organizaciones ecologistas y productores, aunque no han especificado quién.

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Esta es la situación en una zona donde el resultado electoral no ha sido bueno para el PSOE. En la mayoría de los pueblos donde hay cultivos de fresa ha sufrido un retroceso. Y si nos fijamos en Huelva capital, el PP ha pasado de 4 concejales a 13, al borde de la mayoría absoluta que está en 14.

Al margen de este asunto de la fresa, estamos en tiempos de pactos y se ha puesto la mirada en Extremadura. ¿Por qué? Porque allí el PP no ganó, lo hizo el PSOE por un estrecho margen de votos, pero sin mayoría absoluta. La suma del centro derecha tiene más diputados que la izquierda y eso lleva a la candidata del PP, a María Guardiola a querer ser la primera presidenta de la comunidad. Y lo hace en contra de la tesis de Núñez Feijóo de dejar que gobierne la lista más votada.

A ver cómo lo resuelven y cómo afecta el adelanto electoral en las negociaciones. Esta es una de las cuestiones que deja pendientes las elecciones del pasado domingo. Las conversaciones para conformar Gobierno en comunidades o ayuntamientos donde nadie obtuvo la mayoría absoluta.

Y luego están también los acercamientos, plagados en un primer momento de desencuentros, entre Podemos y Sumar para para acudir juntos a las generales del 23 de julio. Tienen de plazo hasta el viernes.

Pero hay un asunto que refleja muy bien por dónde camina la nueva política. Hay presidentes de comunidad, hay alcaldes que dan por seguro que no van a seguir ni en sus gobiernos autonómicos y en los ayuntamientos que ha dirigido los últimos cuatro u ocho años. Es el caso de la presidenta balear Francina Armengol o el alcalde de Valladolid, Óscar Puente.

Los dos son socialistas y han gobernado los dos últimos mandatos. En el caso de Óscar Puente ganó por apenas un puñado de 750 votos al candidato del PP, que puede gobernar con el apoyo de Vox. Y Armengol en Baleares sufrió una severa derrota ante un PP se ha quedado a 5 escaños de la mayoría absoluta.

El caso es que los dos se ven fuera. No ellos. Todos los que les rodean. Consejeros, concejales, asesores, asistentes, cargos de confianza de todo tipo con sueldos a dedo. Y, en las derrotas, eso es habitual, se abre una lucha encarnizada por ver quién se queda con los pocos cargos con sueldo que les quedan. Quién es el que rebaña las migajas.

¿Decisión del alcalde de Valladolid y de la todavía presidenta de baleares? Ponerse a cubierto. ¿Cómo? Yendo en un puesto de salida para las generales del 23J. Por los servicios prestados exijo al partido, que normalmente controlan ellos, ir de número 1 bien al Congreso o al Senado. En este caso los dos quieren ir al Congreso. Y Óscar Puente no va a tener problema porque es el secretario general del PSOE en Valladolid además de una de las personas de confianza de Pedro Sánchez, aunque ya sabemos cómo se las gasta el presidente en esto de la confianza. Y Francina Armengol, lo mismo. Es la líder del PSOE en Baleares.

En lugar de decir, mira, nos quedamos trabajando en la oposición sin más... con menos sueldo y un equipo mínimo... o en el peor de los casos. Mira, nuestro tiempo ha terminado, ya no podemos seguir, lo dejamos, y volvemos a nuestro trabajo, si es que podemos. No. Nada de eso. Intentamos colocarnos en otro cargo. ¡Qué tendrá la política que casi nadie quiere salir!

Y atentos a esto que ha pasado durante una charla que se celebraba en la sala de actos de una conocida tienda de discos y libros. Intervenía una joven que se llama Mara Jiménez y que se ha convertido en una de las caras más visibles del activismo contra lo que denominan gordofobia, un movimiento que dice luchar contra la discriminación que sufren las personas gordas. Ella lo es.

En este movimiento se encuadra también la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, y no hace falta explicar los motivos. El caso es que la tal Mara Jiménez estaba hablando y una persona del público le dio una posible receta para combatir la obesidad. Dieta estricta y ejercicio. Lo básico. Pues eso no le gustó a la activista contra la gordofobia.

A esto hemos llegado. A este nivel de intolerancia de los que te dicen a ti lo que tienes que hacer y lo que no. Igual se habría puesto más contenta si le llega a aconsejar que siga atiborrándose a hamburguesas, a pasteles o a todo lo que más engorda. Está claro que es un problema. Que se puede afrontar de varias formas. La dieta y el ejercicio es una de ellas. La cirugía que trata la obesidad mórbida, otra, unida a la ayuda psicológica para el cambio de hábitos. Pero esta joven no quería escuchar nada de eso.


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