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Antonio Herraiz: "No se trata de ser catastrofista, pero que Rusia va a redoblar el chantaje es una evidencia"

Las consecuencias de la crisis energéticas siguen dando mucho de qué hablar en 'La Mañana de Fin de Semana'

Antonio Herraiz

Antonio Herraiz

La Mañana de Fin de Semana

Tiempo de lectura: 6'Actualizado 09:52

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Muy buenos días. Sigues en La Mañana del fin de semana de COPE de este 3 de septiembre. Faltan justo 20 días para que entre oficialmente el otoño y en este primer sábado del mes se prevé un descenso general de las temperaturas.

Lo último, que viene siendo lo importante, nos lleva a hablar del GAS. Mientras aquí andamos enredados en bisutería barata, con el Gobierno dando rodeos para no admitir la rectificación sobre la bajada del IVA, Rusia ha vuelto a ponernos frente al espejo a todos.

Hoy estaba previsto que el principal gaseoducto de Europa, el Nord Stream 1, reabriera después de tres días cerrado por tareas de mantenimiento. Iba a retomar el flujo de gas a un nivel de 33 millones de metros cúbicos diarios. Esto así no te dice nada, pero supone el 20% de la capacidad efectiva que tiene esta infraestructura. No es que sea mucho pero es a lo que se había comprometido Rusia a través de su gigante gasista Gazprom. ¿Qué han dicho? Que ni el 20, ni el 15, ni el 10. De momento, nada de nada.

El suministro al centro de Europa a través de este gaseoducto permanecerá interrumpido hasta nuevo aviso. La justificación es similar a la de otras veces. Hablan de una fuga de aceite en la única turbina que funcionaba. En fin… huele a excusa de mal pagador para no ponerlo en marcha. Fundamentalmente, porque el anuncio del cierre del grifo del gas llega horas después de que el G7, ese grupo encabezado por EEUU y Alemania, acordara un plan para imponer límites de precio a las exportaciones rusas de petróleo.

¿Hasta cuándo lo va a mantener cerrado? Esa es la gran pregunta para la que nadie tiene respuesta. Dice Siemes, la empresa que construyó el gaseoducto, que la avería en la que justifica Rusia el cierre de la instalación no es un argumento sólido. Con fallos similares se ha seguido operando. Y el Kremlin se defiende, a través del monopolio ruso del gas, Gazprom, señalando que no lo pueden arreglar por las sanciones que tienen impuestas.

Es el enésimo capítulo de un chantaje que continúa y que no tiene visos de terminar y que está colocando en una situación crítica al conjunto de Europa a las puertas del otoño. A los países más dependientes, porque no tienen garantizado su suministro. Y a los países que lo están menos porque cualquier movimiento, va a seguir encareciendo el producto.

Esta es ahora mismo la situación, mientras en España seguimos discutiendo si fue antes el huevo o la gallina. Sobre todo porque el Gobierno se resiste a reconocer la realidad. La propuesta de bajar el IVA del gas planteada por Núñez Feijóo fue ridiculizada por los ministros del Gobierno, que muy bien orquestados por Sánchez salieron a menospreciar, si no a insultar al líder del PP. Esto llevaba a Núñez Feijóo a ironizar con la cuestión.

En el Gobierno no reconocen que lo despreciaron y se limitan a decir que, bueno, que ahora es cuando había que reducir ese impuesto. ¿Por qué no antes, si el precio del gas está asfixiando a muchas familias y a muchas empresas que se han visto obligadas a parar la producción? Eso no lo explican. Tampoco el ministro Félix Bolaños.

Aquí no se trata de ser catastrofistas, pero que Rusia va a seguir redoblando el chantaje es una evidencia. Y el conjunto de Europa está presa de las decisiones de Vladímir Putin. Y todo por fiarse de quien nunca tuvo que fiarse.

Hemos dejado atrás agosto, que no es habitualmente un buen mes para el empleo. Y el de este año tampoco lo ha sido. Primero porque se acaban muchos contratos específicos del verano. Y luego porque la tendencia ya se invirtió en julio. Aquello supuso el primer toque de atención para el Gobierno. En plena temporada turística, con un rotundo éxito de ocupación hotelera, subió el paro y se destruyó empleo, lo que supuso una señal más que confirmaba la desaceleración.

Y esta es una de las claves que hay que analizar. Hacia dónde nos dirigimos. Después de cinco meses sorteando la inflación y los problemas de suministro, la curva en el mercado laboral se dio la vuelta y en agosto ha seguido el mismo camino. El pasado mes nos deja 40.428 parados más y la destrucción de casi 190.000 empleos. En España, nos volvemos a acercar a esa peligrosa barrera de 3 millones de desempleados porque tras la última actualización tenemos 2.924.240 y se baja de los 20 millones de afiliados a la seguridad social.

¿Qué dicen en el Gobierno? Que en esa foto fija hay varios datos positivos. Uno, que el número de desempleados es el más bajo en un mes de agosto desde 2008. Dos. Que el 39% de los contratos que se firmaron son indefinidos. Otra cosa bien distinta es lo que duren, por muy indefinidos que sean. Y tres. Que se trata de un incremento del paro mucho más suave que en los últimos años previos a la pandemia”.

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¿Qué omiten en el Gobierno? 1. Que son peores datos de los que estimó el Ejecutivo a mediados del pasado mes. 2. Que esos 190.000 empleos que se han destruido se reparten, de forma muy mayoritaria, entre la industria manufacturera, la construcción, el comercio y la educación. Que no lo reduzcan a la hostelería porque la mayoría ahí están por llegar. Y tres. Que a partir de la nueva subida de los tipos de interés prevista para la semana que viene, en concreto el jueves, si es más agresiva de lo anunciado, pues el deterioro del mercado laboral será mayor.

El problema para Pedro Sánchez y los suyos es que ya no tiene casi donde agarrarse. Porque el mercado laboral era de los pocos datos económicos que le permitían sacar algo de pecho. Aunque fuera de forma ficticia, con cifras que la reforma laboral permite maquillar, al sacar a los fijos discontinuos de las cifras del paro.

Ahora ni eso. En julio, subió el paro, en agosto, también, y todo apunta a que lo va a seguir haciendo durante los meses de otoño.

Y las elecciones municipales y autonómicas se acercan, en realidad, para todos. Pero de forma peligrosa para el PSOE al que las encuestas no le sonríen. Por eso, todos los intentos de los últimos días son a la desesperada. Y los que quedan por venir. La gratuidad de los Cercanías y los trenes de media distancia, el bono cultural para los que vayan a votar por primera vez, la bajada del IVA en el recibo del gas y la promesa de seguir ligando la subida de las pensiones al IPC. A los 9 millones de pensionistas que hay en España. A los que más ganan y a los que menos ganan.

En Argentina, ahora mismo hay un gran desconcierto sobre el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner. Sería necesario una investigación rigurosa para tratar de aclarar lo ocurrido, pero el Gobierno del también peronista Alberto Fernández no ofrece totales garantías de que eso vaya a ser así.

¿Qué sabemos y qué no sabemos? Sabemos lo que hemos visto por las imágenes que se pudieron ver en directo. El contexto es el siguiente. La expresidenta argentina está inmersa en graves casos de corrupción.

De hecho, hace quince días conocimos la petición de la fiscalía argentina que exige para ella 12 años de cárcel y la inhabilitación perpetua por fraude millonario al Estado. Y desde todo el Kirchnerismo están activando todos los mecanismos para tensionar a la sociedad y presionar así a la Justicia.

En una de esas concentraciones en las inmediaciones de su casa, en las imágenes, ya digo narradas en directo, se ve cómo un hombre se acerca a Kirchner cuando Cristina Fernández está llegando a sus vivienda. Le pone una pistola en la frente, aprieta el gatillo, la vicepresidenta lo ve, se lleva las manos a la cabeza, pero, afortunadamente no se produce el disparo.

El hombre a continuación es reducido y detenido. ¿Qué sabemos de él? Que se trata de un brasileño, de 35 años, que se llama Fernando Andrés Sabag Montiel y que vive en Argentina desde mediados de los noventa. El año pasado ya fue detenido por llevar un cuchillo de grandes dimensiones y al parecer lleva numerosos tatuajes con referencias nazis.

¿Por qué no se dispararon las balas? Pues aquí hay que atender a la versión oficial, que tampoco es única ni definitiva. La pistola que llevaba era semiautomática, estaba cargada con cinco balas, pero no funcionó. ¿Motivos? Pues que se encasquillara por falta de uso o que no quitara el seguro.

Esto es lo que sabemos y luego están las reacciones. Por un lado la del Gobierno argentino desde donde alientan las protestas en la calle en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner.

Protestas masivas de las últimas horas en Argentina en apoyo a la vicepresidenta por ese fallido atentado.

Y luego, en el otro extremo ha empezado a cobrar fuerza la versión del montaje, para desviar la atención de los casos de corrupción que acorralan a Cristina Fernández de Kirchner. Sorprende que la vicepresidenta argentina, casi de forma inmediata a que le colocaran ese arma en la cara, siguió firmando autógrafos, repartiendo besos y sonrisas y abrazando al personal como si nada hubiera . Su equipo de seguridad ni la evacuó ni intentaron ponerla a salvo. ¿Acaso tenían total seguridad de que nadie más allí iba a intentar atacarla?

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