A unas 100 mil personas la vida les cambiará para siempre. Pero en Afganistán quedan muchas más. Kandibul sigue en Kabul. Su testimonio nos lo dejaba anoche en 'La Linterna de COPE': "La situación es muy mala. Todas las personas, todas las mujeres, todos los niños necesitna ayuda. Hay un centenar de personas que necesitan ayuda. Estamos en un momento muy complicado, estoy a las puertas del aeropuerto. Necesito que me cojan y me saquen de aquí".

Un centenar de personas, entre ellas 18 soldados estadounidenses, habrían muerto en el doble atentado cometido en la tarde de este jueves en el aeropuerto de Kabul y en el hotel Baron, uno de esos punto de encuentro para esos corredores humanitarios. Otras 150 habrían resultado heridas.

Es un balance provisional porque la certidumbre, la seguridad es lo que menos abunda ahora mismo en Afganistán. Los terroristas de los que se autodenominan como Estado Islámico han vuelto a provocar, además de esa muerte, que volvamos a hablar de ellos. Y como la historia tiende lamentablemente a repetirse parece que vamos a seguir haciéndolo.

Ni al 31 de agosto va a llegar ese fin de evacuación de civiles. Entre este jueves y hoy viernes ya son varios los países que han abandonado definitivamente Afganistán y han finalizado esos vuelos de repatriación. España lo ha hecho en las últimas horas y dos aviones con los últimos 81 evacuados, militares y personal diplomático en su mayoría, vuelan ya hacia Madrid.

Allí fijense si se considera que la vida vale más bien poco que ni 24 horas han pasado de ese atentado en el aeropuerto que las personas que aspiran a subir a alguno de los pocos aviones occidentales que quedan han vuelto a sus puertas. Es el ejemplo perfecto de desesperación.

EEUU será quien con toda probabilidad ponga fin el martes a estos últimos 20 años de historia que él mismo empezó a escribir. Del 11S a los 100 mil evacuados que en estos diez días él y sus aliados han logrado sacar del país.

Con la mirada puesta en Afganistán, que no podemos olvidar ni debemos hacerlo, mientras que aquí en casa pues vamos dando los últimos coletazos, brochazos, a este mes de agosto. El segundo verano de la pandemia la verdad es que se ha parecido un poco más al verano pre coronavirus. Sí es cierto que bueno, las mascarillas o la restricción de aforos se han convertido en parte de nuestra vida diaria. Pero los contagios siguen en descenso. La semana que viene si nada se tuerce España abandonará la franja de riesgo extremo. Y digo si nada se tuerce porque hay personas que están dispuestas a que el COVID no les arruine como sea lo que ellos consideran una fiesta. La noche se ha saldado con 8 agentes heridos en Pamplona y 15 detenidos entre la ciudad navarra y Bilbao a pedradas con la policía.

Y decía que la cosa se está pareciendo cada vez más al verano pre pandemia porque aunque seguimos hablando de vacunas, de si será necesaria una tercera dosis, pues ya hemos vuelto por ejemplo, a los atascos. Solo este fin de semana Tráfico espera la gran operación retorno del verano con cinco millones de desplazamientos por carretera desde hoy hasta el domingo. Donde tiene tarea el Ejecutivo es arreglar la complicada situación económica que se avecina una vez que de la pandemia en la vertiente sanitaria se habe menos. Por ejemplo del precio de la luz que no da tregua y sigue en máximos o de las personas que una vez acaben los contratos de verano ligados especialmente al turismo se encuentren sin trabajo.