Esta semana se han cumplido seis meses del momento en el que Juan Guaidó se proclamaba presidente interino del país ante cientos de miles de personas. En ese momento era reconocido al instante por Estados Unidos y varios países más como el único mandatario de Venezuela. A partir de ese momento no han dejado de pasar cosas.

Desde entonces, se han sucedido por ejemplo varios apagones en el país que han dejado sin luz a millones de personas. Además, se ha agudizado la crisis migratoria venezolana con millones de venezolanos, se calcula que son más de cuatro, abandonando el país buscando un futuro mejor que el que tienen bajo el régimen de un Maduro que no ha dejado de atacar a Juan Guaidó y que sigue sometiendo al país.

En estos meses, el dictador ha evitado que entrase ayuda humanitaria al país y ha seguido torturado presuntamente a varios miembros del ejército que se opusieron, con dos muertes sospechosas que las autoridades no han sabido o querido explicar. Mientras, Guaidó ha reunido a centenares de miles de personas en las calles y ha puesto en marcha la “fase final” de la llamada Operación Libertad por la que pretende desalojar a Maduro del poder.

Y en todo este tiempo el intercambio de insultos y acusaciones entre Maduro y Guaidó no ha dejado de sucederse.

Todo mientras, por cierto, ambas partes están sentados en una mesa de diálogo en Barbados auspiciada por Noruega, mediador entre las dos partes. Una negociación que, parece, no va a ningún lado y que no es nueva. Es la cuarta vez que Maduro accede a ello en los últimos cinco años.

En estos primeros seis meses como presidente interino, Guaidó ha cometido tanto aciertos como errores y ha sumado varios puntos en su casillero después de la fallida insurrección militar del pasado 30 de abril. Sobre todo el de la liberación del preso político Leopoldo López o el reconocimiento por parte de 51 países de su presidencia interina.