Hoy en día muchos se preguntan: “¿Cómo hacer crecer mis ahorros?” En La Linterna abrimos un tiempo de diálogo para descubrir cómo hacer crecer nuestros ahorros con la Guía del Ahorrador, las Soluciones de Banca March. Y en este espacio semanal nos vuelve a acompañar Juan Manuel Soto del Grupo Banca March. Esta situación excepcional que estamos viviendo va a cambiar muchas de nuestras costumbres. ¿Crees que también puede influir en la forma en la que tomamos nuestras decisiones de inversión?

“Históricamente hemos asociado la inversión con función de emprendimiento puramente financiero pero la mentalidad de los inversores ha evolucionado. Muchos ahorradores son más sensibles a la hora de invertir teniendo criterios sociales y de sostenibilidad. Sin renunciar a obtener una rentabilidad financiera, buscarán que sus inversiones sean también un instrumento para influir en su entorno de forma positiva. Aunque esta forma de invertir empezó en los años 80, en los 70 es cuando se acelera este proceso. Hubo violaciones de derechos humanos como el Apartheid o el desastre de Bophal en India. Desde entonces determinados aspectos como la ética empresarial, la contaminación, cambio climático, o la seguridad comenzaron a influir con más fuerza en las decisiones de inversión, algo que hoy en día no es una moda puntual. Hay dos formas de hacerlo. Uno de es la inversión de impacto y otro es la inversión socialmente responsable. La inversión socialmente responsable es un enfoque que incorpora factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo, conocidos como los criterios ESG a la hora de evaluar en las empresas en las que se invierte. Los factores medioambientales pueden ser la gestión responsable de procesos de fabricación, transporte de mercancías, tratamiento de residuos o reciclaje. Los factores sociales son de dos tipos, internos e externos. Las internos están relacionados con el capital humano, el talento, políticas de retribución justas, salud y seguridad en el trabajo. Los externos son los que se mantienen con las sociedades en las que se mantiene impacto, con los proveedores y con los clientes. El tercer criterio, el de gobierno corporativo, estudia la gestión de la propia compañía. En ese sentido tiene que haber transparencia, independencia en el consejo de administración, una política de remuneración de los directivos alineada con los accionistas, una estrategia fiscal, gestión de riesgo y por supuesto la existencia, contenido y aplicación de un código ético”.