El avión español más potente en la lucha contra los incendios: "Parece un barco con alas"
Así se vive desde la cabina de un Canadair CL-215T la lucha contra el fuego, una batalla donde no hay margen para el error y cada segundo es vital para salvar el monte
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España ha vivido uno de los veranos más duros en cuanto a incendios, con más de 380.000 hectáreas quemadas. En este escenario, los miembros del 43 Grupo del Ejército del Aire y del Espacio se erigen como una pieza clave. El programa 'La Linterna' de COPE ha podido comprobar desde dentro cómo operan a bordo de un avión anfibio Canadair CL-215T, acompañando al comandante Fernando Adrados, al copiloto Raúl Hiraldo y al mecánico de vuelo Marco Fragoso en una misión de entrenamiento.
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La lucha contra los incendios desde un anfibio
A simple vista, el avión parece "un amasijo de metal con dos colores, rojo y amarillo". Se trata de una aeronave que España adquirió en los años 70 pero que, tras varias adaptaciones, funciona a pleno rendimiento y es considerada uno de los modelos más eficaces en extinción aérea del mundo. Su robustez y precisión le permiten cargar hasta 6.000 litros de agua en menos de 12 segundos, una capacidad vital en la lucha contra las llamas.
Un trabajo de precisión milimétrica
El trabajo en un incendio es "muy artesanal", según asegura el comandante Adrados. A diferencia de un aeropuerto, en la zona del fuego la información meteorológica es escasa y la visibilidad puede desaparecer en segundos. Los pilotos se guían por su experiencia y por las órdenes de un director de extinción, que desde otro avión coordina los medios aéreos para atacar los distintos frentes de los incendios de sexta generación.
Ángel Expósito, dentro del Canadair CL-215
Las descargas de agua se realizan a una altura de entre 15 y 50 metros, un vuelo a baja cota que Adrados califica como "muy divertido", pero que reduce drásticamente los márgenes de seguridad. "Cualquier fallo abajo es más peligroso, más demandante, más riesgoso", admite. A este riesgo se suman otros como la presencia de cables de alta tensión, que son muy difíciles de ver, o el peligro de colisionar con aves como los buitres.
Amerizaje: la 'bestia' se traga el agua
Antes de cargar agua, la tripulación realiza una lista de chequeos de preamerizaje para configurar el avión en modo anfibio. Uno de los cambios más curiosos es la inversión del sistema de avisos: en el agua, la alarma sonaría si el tren de aterrizaje estuviese bajado. La maniobra se complica cuando el agua está "un poco espejo", un efecto que refleja el cielo y dificulta la percepción de la altura, obligando al piloto a volar muy pegado a la orilla. El incremento de incendios en España se ve agravado por la sequía, que también afecta a estas operaciones.
Cuanto más agua, más cómodo, eso seguro"
43 Grupo del Ejército del Aire
La sequía es un enemigo añadido. El comandante Adrados lo resume de forma clara: "Cuanto más agua, más cómodo, eso seguro". Unos embalses más llenos equivalen a "aeropuertos ampliados", proporcionando más seguridad. Cuando el nivel baja, empiezan a salir campanarios o pueblos hundidos que se convierten en trampas mortales. Esta situación pone de relieve la importancia de la gestión forestal, en la que incluso los ganaderos ayudan a que los fuegos no se extiendan.
La carga de agua se completa en apenas 10 o 12 segundos gracias a la pura física. No hay bombas, sino un sistema de presión dinámica que fuerza la entrada del líquido a través de unas pequeñas bocas. Durante la maniobra, el ruido exterior aumenta y la deceleración se siente en el cuerpo, un instante delicado donde la coordinación de la tripulación es absoluta.
El factor humano: 'Dos ojos más son la diferencia entre la vida y la muerte'
Estos aviones no se pilotan en solitario, sino en equipo. Aunque hay un comandante, un copiloto y un mecánico, las funciones se solapan para combatir el cansancio. El mecánico, además de preparar el avión y operarlo, tiene una misión fundamental: "Son dos ojos más, y en esta misión, dos ojos más es la diferencia entre la vida y la muerte", explica Adrados, destacando su papel en la seguridad.
Ángel Expósito y el Canadair CL-215
El trabajo también tiene un alto coste emocional. Una de las peores sensaciones es tener que tomar "una decisión que es difícil" y retirarse porque las condiciones son demasiado extremas y la seguridad se ve comprometida. "Aterrizas y pones el telediario y oyes 'se han tenido que retirar los medios aéreos', y eres tú el que se ha tenido que retirar", confiesa el comandante sobre la frustración que sienten en esos momentos.
Parece un barco con alas"
43 Grupo del Ejército del Aire
Al mando del ala 43 se encuentra el coronel Carlos Gómez, quien define el avión como algo que "parece un barco con alas". Explica que, aunque son una unidad del Ejército del Aire, operan los aviones del Ministerio para la Transición Ecológica y acuden a los incendios a petición de las comunidades autónomas cuando estas se ven desbordadas. "Somos el avión más potente que tiene el Estado en apoyo a las comunidades autónomas", concluye.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.