Como estamos con la investidura de Sánchez, como estamos con Murcia y Madrid y Pablo Iglesias y  con las derivadas del ‘procés’, se nos ha pasado como si tal cosa la condena del Tribunal de Estrasburgo a Bélgica por cobijar y proteger a una asesina etarra desde hace 30 años. La noticia es que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado a Bélgica por no cooperar con España en la entrega de la histórica etarra Natividad Jáuregui, cobijada y protegida en ese país desde 2013. La asesina lleva allí, como una reina, desde hace siete años.

La negativa de Bélgica, que alegó que la terrorista de los años de plomo sería torturada en España, no estuvo bien fundada y careció de una «suficiente base factual». ¿Te imaginas que España protegiera a uno de los asesinos yihadistas que atentaron en Bélgica? La familia del teniente coronel Ramón Romeo, a quien esta terrorista asesinó en 1981, presentó en enero de 2017 una demanda contra Bélgica por negarse a entregar a la etarra, que fue arrestada en 2013 y 2016 tras ser reclamada por España. 

Bélgica deberá indemnizar ahora con 5.000 euros a cada uno de los hijos del militar, quienes lo que desean es que se haga justicia y que Jáuregui sea juzgada en España y vaya a prisión. El país también abonará 7.260 por los gastos del proceso. Encima, las costas y las indemnizaciones son cutres. Las autoridades belgas rechazaron entregar a la pistolera al entender que en España corría el riesgo de ser torturada, y no se ha movido nunca de esta posición. La terrorista –que nunca ha rendido cuentas por su actividad en las filas de ETA– disfruta de una vida corriente en Bélgica y tiene cierta fama en el circuito de cocineros locales, con su propia empresa de cátering. Lo más increíble es que nunca ha podido ser juzgada.

En la sentencia, los magistrados explican que Bélgica «ha fallado en su obligación de cooperar», lo que supone una violación del artículo 2 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que protege el derecho a la vida, en su vertiente procedimental, la que exige una investigación efectiva cuando está en juego este derecho. Estrasburgo se encarga de enjuiciar las violaciones de los derechos reconocidos en dicha carta, que fue suscrita por España en 1977.

El tema es, ¿y ahora qué? ¿Cómo es posible que en esta Europa nuestra los asesinos anden libremente, a sus anchas, entre los estados miembros, mientras los hijos de la víctima van y vienen del cementerio desde hace 30 años? ¿En serio la indemnización después de esta vergüenza es de 5.000 euros? ¿Encima hay que aguantar este escupitajo también?

Yo me pongo en la situación contraria. Que la familia de alguno de los 35 muertos en los atentados de Bruselas de 2016 reclamara a España a un yihadista al que la democracia española diera asilo. ¿Te imaginas? Pues ponte en el lugar de los hijos del teniente coronel Romeo. Humillados, destrozados de por vida por una asesina repugnante que, sin embargo, vive libremente en Bélgica localizada, legal, tan pancha trabajando como si fuera una ciudadana ejemplar en su negocio de catering y cocina. Sencillamente repugnante. 

    O la Unión Europea se toma en serio las cosas importantes o seguiremos siendo un bochorno y, lo que es peor, un insulto. Mucha moneda única, mucho Banco Central Europeo y muchas instituciones, pero a la hora de la verdad a la bestia Natividad Jáuregui matar le salió gratis y hasta con premio. Y esto en la capital oficial de la UE con una asesina. Como para reclamar a Puigdemont. Ahora seguimos con Murcia, la Comunidad de Madrid y el juego de trileros en torno a Pedro Sánchez y a Pabllo Iglesias.