Erase una vez un hombre llamado Roger. Era el sucesor de Mari Carmen Forcadell, la profesora de catalán que prefirió someterse a su señor, Don Carles, y hacer un poquito el ridículo a cambio de ir a prisión. Como recompensa, Mari Carmen figura ya en la historia de la República proclamada pero no implementada de Cataluña.

Roger, a quien todos consideraban más listo y razonable, se esforzó mucho mucho para que no tuvieran razón. En realidad, era otro sirviente de Don Carles, aunque nadie sabía nada porque venía de otra familia.

Había tenido la oportunidad de estudiar políticas pero se le olvidó todo.

Un día, concretamente el sábado, dio una entrevista a un programa de TV3. Y además de animar a que el pueblo se manifestara por la sentencia la, que es lo que hace el presidente de un parlamento, desveló la idea más brillante para tener éxito.

Vamos a ver Roger. Este cuento es ya un coñazo. El tribunal europeo de derechos humanos ya ha dicho que no hay ninguna vulneracion de derechos. Respecto al estado autoritario, ¿y si cuando tengas un momento de lucidez te lees cualquiera de los informes internacionales sobre la cálida democrática de España?

Así que, por recomendar que se vuelva a hacer una campaña internacional para decir que España es un estado autoritario que viola los derechos humanos, el presidente del parlamento catalán, Roger Torrent, se lleva un...¡Zas! ¡En toda la boca!