En la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores en el centro de Bogotá (Colombia).
Hemos estado en los peores barrios del mundo, entre guerras y pobreza, pero ninguno me impresionó tanto como el barrio de "SanBer" (San Bernardo). Aquí, se constata hasta dónde llega la depravación y la degradación de la emigración venezolana.
El hacinamiento, la pobreza total, la delincuencia y la prostitución. Todo junto, mientras en el salón de reuniones de la parroquia se exponen los deseos de esos inmigrantes, a modo de terapia de grupo:
La familia, estudiar, formarse en un oficio o hacer postres frente al tráfico de niños, la violencia doméstica, secuestros, xenofobia, drogas.
La degradación de la emigración venezolana provoca un inexorable aumento de la delincuencia y xenofobia.