Ferran Dalmau, ingeniero forestal, señala la decisión que tomó España "hace 50 años" y que ha afectado a los incendios de este verano

La Linterna analiza los costes de los fuegos de este 2025: apagar un gran incendio puede costar entre 15.000 y 20.000 euros por hectárea

Paco DelgadoGonzalo Zaballa

Madrid - Publicado el

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Ferran Dalmau, ingeniero forestal y director de la consultora Medi XXI GSA, ha señalado en el programa La Linterna que la decisión colectiva tomada por España hace medio siglo de abandonar el mundo rural está en la raíz de la catastrófica oleada de incendios que ha asolado el país este verano. En una extensa entrevista con el periodista Ángel Expósito, Dalmau explicó que "nuestros abuelos trabajaron muy duro para que sus hijos, nuestros padres, no trabajaran en el campo porque era un trabajo duro, precario y muy complicado", y añadió: "Somos la consecuencia de aquellas decisiones y de haber migrado a las ciudades".

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El especialista forestal, con 25 años de experiencia, subrayó que esta migración masiva ha tenido consecuencias directas en la gestión del territorio: "Hemos estado pagando el precio de las decisiones que hemos tomado como sociedad en los últimos 50 o 60 años". Dalmau recordó que el 56% del territorio español es forestal -compuesto por pastos, matorrales y bosques- y requieren una gestión activa que prevenga la acumulación de combustible vegetal.

Prevención vs extinción: una ecuación económica y estratégica

En el mismo programa, el redactor Gonzalo Zaballa aportó datos contundentes sobre la relación coste-beneficio de la prevención frente a la extinción: "Desbrozar una hectárea cuesta algo más de 2.000 euros... pero apagar un gran incendio puede costar entre 15.000 y 20.000 euros por hectárea". Esta cifra no incluye los cultivos destruidos, el turismo perdido o las viviendas arrasadas, que multiplicarían el coste total. Zaballa destacó que en la Unión Europea, los incendios forestales provocan cada año pérdidas cercanas a los 3.000 millones de euros, siendo España, junto con Portugal, Italia y Grecia, uno de los países más afectados.

Estos datos coinciden con la información proporcionada por el Gobierno español, que recientemente aprobó un Plan de actuaciones de prevención y lucha contra incendios forestales para 2025 con una inversión de más de 115 millones de euros, fundamentalmente destinados a trabajos preventivos y de limpieza. Sin embargo, organizaciones como WWF señalan en su Informe Incendios Forestales 2025 que "la escasa inversión preventiva en comparación con la extinción" sigue siendo uno de los principales problemas por resolver.

Ganadería extensiva: la solución natural abandonada

Tanto Dalmau en su entrevista como Zaballa en su reportaje coincidieron en señalar la ganadería extensiva como una herramienta fundamental en la prevención de incendios. "Las ovejas, las cabras, las vacas son desbrozadoras andantes", explicaba Zaballa. "Mantienen la hierba baja, comen matorral, abren claros". De hecho, existen programas en comunidades como Andalucía o Madrid que utilizan rebaños como cortafuegos naturales con resultados positivos.

Esta solución natural está respaldada por datos concretos: según WWF, el ganado caprino "es capaz de reducir un matorral con 20-25 toneladas de materia seca por hectárea a 5 toneladas". Sin embargo, como alertaba Dalmau, el problema es que "cada vez hay menos rebaños" debido al abandono progresivo de la actividad ganadera extensiva.

Los datos confirman esta tendencia preocupante: en los últimos 30 años, la cabaña ganadera de ovino ha descendido casi un 40%, mientras que el número de cabras ha caído alrededor del 30%. Este abandono ha provocado que al menos 2,32 millones de hectáreas estén abandonadas o sin aprovechamiento agrario, creando un paisaje homogéneo y altamente inflamable.

EFE / JL Cerejido

Un avión descargando agua sobre las llamas en un incendio de Asturias

Falta de planes municipales: el incumplimiento generalizado

Uno de los aspectos más preocupantes señalados por Dalmau es la falta de planificación a nivel local. El ingeniero forestal Ferrán Dalmau (homónimo del entrevistado) confirmó esta realidad en una entrevista en Televisión Española: "El 80% de los municipios en 2018 incumplía con la ley de montes respecto a tener planes de prevención de incendios". La razón principal, según explicó, es que "muchas veces no tienen los recursos técnicos, económicos, de asesoramiento" necesarios.

Esta situación se agrava por el marco competencial descentralizado de España, donde las comunidades autónomas asumen la competencia en prevención y extinción de incendios, mientras que los municipios de más de 20.000 habitantes tienen también responsabilidades directas. La falta de coordinación y recursos adecuados ha creado un vacío peligroso en la gestión preventiva.

Cambio climático: factor crucial pero no excusa

Durante la entrevista, Dalmau abordó también el papel del cambio climático en la intensificación de los incendios: "Es importante entender que el cambio climático es crucial, es un factor crucial en los incendios forestales y no es algo en lo que tú puedas creer o no creer porque es un hecho científico indiscutible". Sin embargo, alertó sobre el riesgo de que "el cambio climático sirva como excusa para no actuar".

El ingeniero forestal aportó datos reveladores: "Ahora hay menos incendios en cuanto al número de siniestros al menos había respecto a lo que teníamos en los años 60. Eso a pesar de que tenemos muchas más horas de calor, muchos más días de riesgo". Este fenómeno se explica porque "desde los años 80 del siglo XX se han alargado 10 días por década los días que son de verano", creando junto con la acumulación de combustible "una bomba de relojería perfecta".

Soluciones: política de Estado y cambio de mentalidad

Frente a esta compleja situación, Dalmau propone soluciones concretas que requieren un cambio radical de enfoque: "Necesitamos una política de estado dotada de un presupuesto que incorpore el hecho de que es el 56% del territorio". El especialista aboga por planes a largo plazo (15 años en lugar de 4) que permitan "invertir en gestión del territorio, en tener un mosaico que nos permita tener zonas gestionadas que nos permitan apagar incendios".

Zaballa, por su parte, detalló medidas prácticas de prevención para áreas residenciales en zonas forestales: "Crear franjas perimetrales de seguridad de al menos 25 o 30 metros alrededor de las viviendas, cortar la hierba a cinco o diez centímetros del suelo, aclarar el matorral dejando huecos, y podar las ramas bajas". El periodista enfatizó la importancia de realizar estos trabajos "de noviembre a mayo, no en pleno verano" para evitar riesgos adicionales.

EFE

Un joven ayuda a llevar agua a un incendio

Un camino largo por recorrer

Preguntado sobre si estamos a tiempo de evitar otra catástrofe como la de este verano, Dalmau fue realista pero esperanzado: "Estamos a tiempo de empezar un camino largo y de dar el primer paso". El ingeniero forestal concluyó con un mensaje claro: "Necesitamos convertir el territorio en un espacio que sea defendible antes de que llegue el fuego" y recordó que "la sociedad debe entender que si alguien quiere ser pastor, por favor, ahora es el momento. Hacen falta pastores, hacen falta ganadería extensiva".

La advertencia de Dalmau en 'La Linterna' resuena con especial fuerza este verano, cuando España ha vivido algunos de los peores incendios de su historia reciente. Según el Ministerio para la Transición Ecológica, en 2023 ardieron 89.068 hectáreas, una de las cifras más altas de la última década. Frente a esta realidad, expertos y periodistas coinciden: sin un cambio radical en la gestión del territorio que revierta el abandono rural de los últimos 50 años, los incendios forestales seguirán siendo una lacra recurrente que devora el patrimonio natural y humano de España.