Los agricultores de Aragón tienen vía libre para cazar a este animal típico de España y que amenaza el 30% de la cosecha
La invasión de estos animales ya afecta a 145 municipios, con pérdidas estimadas en 50 millones de euros
Madrid - Publicado el
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Una plaga de conejos está asolando los campos de Aragón, poniendo en jaque la producción agrícola de la comunidad autónoma. Según los últimos datos, la invasión de estos animales ya afecta a 145 municipios y podría haber dañado cerca del 30% de la cosecha regional, con pérdidas estimadas en 50 millones de euros. Ante la gravedad de la situación, el Gobierno de Aragón ha autorizado medidas excepcionales de caza para controlar la población de conejos y proteger los cultivos.
Esta crisis fue analizada en profundidad durante una entrevista en La Linterna de COPE, donde el director del programa, Ángel Expósito, y la periodista económica Pilar García de la Granja, conversaron con Nicolás Urbani, agricultor y veterinario experto en especies cinegéticas. Urbani, que gestiona una explotación en Magallón (Zaragoza), detalló el alcance de los daños y las dificultades para frenar una plaga que lleva años expandiéndose sin control.
Una especie autóctona convertida en amenaza
El conejo, un animal emblemático de la fauna ibérica, se ha convertido en un grave problema para los agricultores aragoneses. Como explicó Urbani, aunque es una especie autóctona introducida en la península por los fenicios, su sobrepoblación en algunas zonas ha derivado en una plaga. "Encontramos situaciones de sobreabundancia que producen daños tremendos", afirma.
Cazador, caza
Los cultivos más afectados son los cereales (trigo y cebada), los leñosos tradicionales (viñedo, olivar y almendro) y los frutales (perales, cerezos y manzanos). Pero el problema no se limita a la destrucción de plantas. Los conejos excavan madrigueras que dañan infraestructuras de riego, tanto en acequias tradicionales como en sistemas modernos de goteo. "Son roedores, y cuando escasea el agua, roen los plásticos de las tuberías buscando humedad, lo que genera fugas y averías costosas", señaló el experto.
La caza, la medida más eficaz (pero insuficiente)
Pilar García de la Granja preguntó por las soluciones que se están aplicando. Urbani confirmó que, por ahora, la caza es el método más efectivo. El Gobierno de Aragón permite controles con perros durante ocho meses al año, el uso de hurones y esperas nocturnas sin restricción temporal. Sin embargo, hay zonas donde la actividad cinegética es inviable: márgenes de autopistas, vías del AVE y otras infraestructuras valladas donde no se pueden emplear armas de fuego. "Ahí las poblaciones de conejo crecen de forma exponencial", advirtió.
El agricultor también destacó la falta de coordinación entre administraciones como otro obstáculo. Las carreteras dependen del Ministerio de Transportes, mientras que la regulación de armas como el rifle de calibre .22 (usado en otros países por su silencio) compete al Ministerio del Interior. Además, las confederaciones hidrográficas limitan la caza en canales y riberas. "Es una situación compleja que requiere la implicación de todos los agentes", insiste.
Cosecha
Climatología y especies invasoras
Urbani atribuyó parte del problema a las condiciones meteorológicas de este año: "Un invierno y una primavera muy lluviosos favorecieron la proliferación de vegetación, lo que proporcionó alimento abundante a los conejos". Con recursos disponibles, su reproducción se disparó.
Durante la entrevista, también se abordó el Plan General de Caza de Aragón, que incluye medidas contra especies exóticas invasoras como el mapache o el coatí. Aunque estos animales no causan daños agrícolas significativos, su impacto ecológico es grave: desplazan a especies autóctonas como la ganga o la ortega, aves con alto valor ambiental.
¿Cuándo se controlará la plaga?
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Ángel Expósito planteó la pregunta clave: ¿Cuánto tiempo se necesitará para frenar la plaga? Urbani fue contundente: "Es muy difícil de predecir". Recordó que en Australia, donde el conejo es una especie invasora, se emplean "métodos de guerra sucia" sin éxito. En España, al ser autóctono, el objetivo no es exterminarlo, sino reducir su población hasta niveles manejables.
El veterinario reclamó más apoyo institucional, incluyendo compensaciones económicas para los agricultores afectados y financiación para investigar nuevos métodos de control. "Llevamos 15 años con este problema en algunos municipios. Sin una estrategia global, no hay solución", concluye. La entrevista en La Linterna dejó claro que, aunque la caza es una herramienta necesaria, no basta por sí sola. Mientras las administraciones buscan soluciones, los agricultores aragoneses siguen en pie de guerra contra un enemigo pequeño, pero devastador: el conejo, un símbolo de la fauna ibérica que, en exceso, se ha convertido en una pesadilla para el campo.