Hoy se estrena en cines la última película de Imanol Uribe: Llegaron de noche, que narra la matanza, en 1989, de los mártires de la Universidad Centroaméricana José Simeón Cañas de El Salvador, la UCA, y lo hace desde la óptica de la única testigo de los crímenes: Lucía Barrera. "Hace justicia a alguien de quien no se habla nunca. Lucía Barrera era una limpiadora de la UCA que, esa noche, vio a soldados dentro del campus, que iban hacia la residencia de los jesuitas. Oyó los tiros y, a la mañana siguiente, vio los muertos. Ella tuvo el valor de decir que testificaba, y lo hace por lealtad y por cariño a quienes han sido buenos con ella", explica el P. Pedro Armada, enviado por el provincial de la Compañía de Jesús en Centroamérica para investigar los asesinatos.

Él mismo nos cuenta que los religiosos asesinados eran académicos de primer nivel: "Era el grupo central de profesores universitarios de la UCA, encabezados por el padre Ellacuría, que era el rector. Y algunos de muy alto nivel y de proyección internacional".

A finales de los 80, El Salvador estaba inmerso en una guerra civil entre el Ejército, apoyado por los Estados Unidos, y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, de corte comunista. Y los jesuitas estaban en medio, buscando la paz. Para el P. Armada, los mataron por algo muy sencillo: "Por decir la verdad".

Eran personas tremendamente populares en el país centroamericano: "Ellacuría aparecía por televisión y se lo rifaban las cadenas. Todo el mundo sabía que la UCA decía la verdad y el gobierno mentía. Lo mismo que pasó con monseñor Romero. Todo el mundo sabía que monseñor Romero decía la verdad y que el gobierno mentía. Una persona que dice la verdad, cuando todo el mundo sabe que esa es la verdad, tiene una fuerza impresionante", reflexiona el P. Pedro Armada.

La película cobra especial actualidad porque, en estos momentos, el juicio para encontrar a quienes dieron la orden de realizar la matanza se ha reabierto tras años de incertidumbre e injusticia.