Este sábado, 30 de julio, celebramos el Día Mundial contra la Trata de Personas. Si de algo tienen que servirnos estas fechas, es precisamente para poner el foco en aquellas cuestiones que corren el riesgo de que nos olvidemos que existen.

Es el caso de la trata de personas, un problema de toda la sociedad que atenta directamente contra la dignidad y la libertad de las personas. Por eso la Iglesia nos recuerda en este día la importancia de ver al otro como un igual, como un hermano.

Son muchas las instituciones, congregaciones religiosas y proyectos que la Iglesia lleva a cabo en este sentido. Desde el acercamiento a lugares donde pueden encontrarse posibles víctimas, hasta el acompañamiento integral de estas personas para ayudar en su recuperación.

Y es que es un hecho preocupante, como lo son los datos que conocemos. Manos Unidas alerta del crecimiento de niños y niñas víctimas de trata. En países como Benín, por ejemplo, por 30 euros un niño puede pasar a ser propiedad de sus explotadores… Es tremendo pensar que, a nivel mundial, una de cada tres víctimas detectadas sea un menor.

Pero la cosa va más allá. El lema que nos propone este año Naciones Unidas para este día gira en torno al ‘Uso y abuso de las tecnologías’. Y es que, durante la pandemia, la forma de captación de nuevas víctimas estaba en la red en un momento donde prácticamente todo el mundo utilizaba la tecnología. Fijaros el peligro, por ejemplo, que puede suponer para nuestros jóvenes que conciben las redes sociales como un estilo de vida, o nuestros niños que nacen con un dedo puesto en la pantalla de nuestros teléfonos.

¿Uso o abuso? Esa es la pregunta que debemos hacernos. La red puede ofrecer oportunidades de encuentro maravillosas, siempre y cuando se acompañe de un uso responsable.

Decía el Papa Francisco hace unas semanas sobre los medios digitales: "Ayuden a las personas, sobre todo a los jóvenes, a desarrollar un sano sentido crítico, aprendiendo a distinguir la verdad de la mentira, el bien del mal, y a apreciar la importancia de trabajar por la justicia, la concordia social y el respeto por la casa común".