La vida valiosa hasta el último momento, valiosa incluso cuando no brilla, cuando pertenece a una persona extranjera, que no posee riquezas ni ha hecho nada para salir en los medios. Así nos lo recuerda Ablaye, el protagonista de este comentario que hoy os ofrezco. Ablaye es de Senegal, vino a España en 2008 para ganarse la vida y poder sostener a su familia. Tiene 60 años y todo este tiempo ha estado trabajando en cuanto le era posible, de forma honrada. Hace diez se le diagnosticó hipertensión arterial pulmonar. Una enfermedad rara, sin cura y progresiva que le ha hecho pesar, ahora mismo 35 kilos. Ablaye se encuentra solo, en el atardecer de la vida, y con la imposibilidad de que uno de sus hijos logre el visado que le permita acompañarle en estos momentos. La lucha de su joven médico, Rafael; el compromiso de la sociedad civil, de la administración y el paso final que ha logrado la Iglesia católica, comprometida desde la diócesis de Málaga hasta el departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal, han logrado que eso sea posible. Podrá abrazar a su hijo este próximo lunes.

Lo que se ha movido en torno a la dignidad de su vida pone de manifiesto que es posible cambiar muchas cosas si ponemos voluntad y trabajamos en red por la defensa de la vida, de toda vida. Es el canto a coro en favor de la vida humana.

Ana Medina

Ana Medina es periodista y escritora. Desarrolla su labor profesional en la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis de Málaga y colabora en prensa, radio y televisión con diversos medios nacionales, como COPE, TRECE y la revista Ecclesia entre otros. Doctora en Comunicación Audiovisual, es profesora en los Centros Teológicos “San Pablo” de Málaga y autora del libro “La Iglesia y la alegría de comunicar”, editado por la Diócesis de Málaga. Más recientemente, ha publicado el poemario “Vagón Silencio” (ed. PPC, 2021). En 2020 recibió el I Premio de Poesía en Tiempos de Dificultad de la Fundación Cultural Herrera Oria.