Jóvenes constitucionalistas cuentan cómo viven la situación en Cataluña
No te pierdas sus testimonios al completo en la siguiente entrevista

Madrid - Publicado el - Actualizado
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Inés también estudió fuera como Guillem. Tiene 22 años. Ha estudiado en colegio concertado.
Después, Administración y dirección de empresas en Barcelona y Finanzas en Londres. Habla castellano, catalán e inglés. No le gusta pensar en su futuro. Le pone nerviosa.
Está de prácticas en un banco. Cobra 700 euros. Vive con sus padres en Sarriá. El tiempo libre lo dedica a estar con sus amigos, a hacer deporte, a ver películas y a salir de fiesta con los amigos.
Se reconoce constitucionalista y se identifica con los partidos de derechas. Es algo que ha visto en sus padres y ha heredado. Pese a que no tiene miedo a hablar de ningún tema, prefiere no llevar pulseras con la bandera española consciente de que le puede generar algún conflicto.
En el trayecto hasta llegar donde he quedado con ella, veo por la calle un cartel de Comuns y su lema: La Catalunya que ve. La propaganda está dañada. Alguien la ha pintado y ha tapado intencionadamente con una pegatina los ojos de la candidata, Jessica Albiach, queriendo lanzar un mensaje al transeúnte. Los políticos ni ven ni escuchan. Se lo pregunto a Inés. También a Albert, otro joven constitucionalista de Albert Mártil de la misma edad. Albert está a punto de terminar su grado.
Inés me cuenta que los políticos "hablan y no dicen nada. Yo es lo que siento. Humo. Humo". Albert, por otro lado, me dice que tendrían que escucharles más.
Albert no milita en ningún partido pero tiene claro que es de izquierdas. Sabe lo que es vivir en un barrio obrero. Así califica el municipio de Terrasa. La ideología es algo que ha calado también en casa aunque sus padres son independentistas. Él vota al Partido Socialista.
Mi conversación con Guillem, con Inés y con Albert confirma lo que pensaba. Las preocupaciones son las mismas. Lo que te comentaba antes: el procés ha provocado una transformación ideológica en los jóvenes. Y una de las cosas que marcan ese cambio generacional son las preocupaciones y sus prioridades en la vida.