Jorge Bustos tiene claro si TVE debería retirar a España de Eurovisión si participa Israel: "La única manera"

El comunicador de Herrera en COPE analiza las consecuencias de La Vuelta y señala el otro evento deportivo que podría peligrar para los españoles “según la misma lógica”

Paco Delgado

Madrid - Publicado el

5 min lectura

España acumula seis décadas de historia en Eurovisión con dos victorias, cuatro segundos puestos y un tercer lugar récord en 2022, según documenta la radiografía oficial de RTVE y portales especializados . Y es que el país debutó en 1961 con Conchita Bautista y desde entonces ha cosechado 28 clasificaciones entre los diez primeros, aunque también registra cinco últimos puestos. Las victorias de Massiel (1968) y Salomé (1969) siguen siendo los hitos máximos, acompañados de actuaciones legendarias como las de Mocedades (1973), Julio Iglesias (1970) o Chanel, cuya canción SloMo logró en 2022 la mayor puntuación de la historia española: 459 puntos . Este bagaje contrasta ahora con el debate político que amenaza una participación futura.

En un contundente análisis en Herrera en COPE, el comunicador Jorge Bustos ha criticado la instrumentalización de la crisis de Gaza por parte del Gobierno español y ha advertido sobre las peligrosas consecuencias de extender el boicot a Israel al ámbito cultural y deportivo. En referencia a la orden dirigida a Televisión Española para retirar a España de Eurovisión si Israel participa en 2025, Bustos ironizó: “Quizá retirarse sea la única manera de quedar mejor que cuando sí participamos” .

 La radicalización como estrategia política  

Bustos situó el conflicto eurovisivo en el marco de una estrategia gubernamental más amplia. Según su análisis, Gaza se ha convertido en un tema instrumental para el Ejecutivo: “Le sirve para desviar la atención, para aglutinar a sus socios, para movilizar a la izquierda y para robar votos a la ultraizquierda” . Incluso sugirió que la explotación de este conflicto podría culminar en un adelanto electoral, aprovechando el “momento de máxima tensión”.

RTVE

Melody durante la rueda de prensa de RTVE

El problema de esta estrategia, advirtió Bustos, es su dinámica imparable: “Una vez elegido el camino de la radicalización, ahora le exigirán que llegue hasta el final”. La orden de retirar a España de Eurovisión si Israel compite es, en su opinión, solo el primer paso de una escalada que podría extenderse a otros ámbitos. Se preguntó retóricamente: “¿Debe retirarse la selección de Luis de la Fuente del próximo mundial si Israel se clasifica? Aplicando la lógica de Pedro. Sí” .

 De Eurovisión al deporte: la lógica del boicot total  

La argumentación de Bustos deriva hacia el absurdo para mostrar los peligros de una política de boicot generalizada. Citó casos concretos que afectarían al ecosistema deportivo español: “¿Y qué hacemos con el 32% de las acciones del Atlético de Madrid que son propiedad de un empresario israelí? ¿Echamos al Athletic de la Liga o boicoteamos al Madrid y al Barça o al Vasconia por jugar la Euroliga de baloncesto en la que se van a enfrentar al Macabi de Tel Aviv?” .

Estas preguntas retóricas ilustran lo que Bustos ve como una “caza al judío” que podría extenderse más allá del deporte. Planteó escenarios aún más siniestros: “Si según su razonamiento todo israelí es cómplice de un genocidio, hay que impedir dar clase a un profesor israelí en una universidad pública española, por ejemplo. ¿Pintamos estrellas de David en los portales de los 45.000 judíos que viven en España?” .

EFE

Yuval Raphael, última representante de Israel

 Lecciones históricas y advertencia final  

Bustos evocó los fantasmas del siglo XX para alertar sobre los riesgos de desatar “turbias pasiones” desde el poder: “Cuando desde el poder ejecutivo desatas la turbia pasión del antisemitismo, se vuelve muy difícil controlarla” . En su recuerdo resonaban ecos de “aquella famosa Noche de los Cristales Rotos”, un pogromo nazi que marcó un punto de no returno en la persecución de los judíos europeos.

Frente a esta deriva, Bustos contrastó un ideal alternativo de liderazgo político: “Hubo un tiempo en que el liderazgo político se medía por la capacidad del líder para unir a sus ciudadanos” . Esta afirmación final encapsulaba su crítica de fondo: la estrategia gubernamental no solo es moralmente cuestionable, sino que representa un fracaso en la función esencial de unir a la sociedad.

 Eurovisión 2025: entre la política y la música  

Mientras Bustos alertaba sobre estos riesgos, la maquinaria de Eurovisión 2025 ya está en marcha. La próxima edición se celebrará en Basilea (Suiza) después de que el país ganara en 2024 con Nemo y The Code . Suiza ha elegido a Zoë Më con Voyage como su representante, mientras que Austria emerge como favorito con JJ y Wasted Love .

España tiene previsto participar con Melody y su canción Esa diva, seleccionada through el Benidorm Fest . Sin embargo, la sombra de la política podría ensombrecer el festival. Israel ha confirmado su participación con Yuval Raphael y New Day Will Rise , lo que activa la amenaza de retirada española.

La polémica en torno a Israel y Eurovisión no es nueva. En el programa Herrera en COPE ya se había criticado anteriormente la “contaminación por el sectarismo ideológico” del festival y se había denunciado que TVE hiciera “valoraciones políticas sobre la participación de un país determinado en un concurso musical, donde además la organización había pedido explícitamente neutralidad política” .

 ¿Un precio demasiado alto?  

La intervención de Jorge Bustos trasciende el debate sobre Eurovisión para cuestionar una deriva geopolítica preocupante. Al conectar la posible retirada española del festival con una escalada de boicots en el deporte, la educación y la economía, Bustos pinta un panorama inquietante de consecuencias imprevisibles.

Su ironía sobre que retirarse podría ser “la única manera de quedar mejor” en Eurovisión esconde una amarga verdad sobre los recientes resultados españoles. Después de etapas gloriosas, España acumula varios fracasos recientes, como el último puesto de Manel Navarro en 2017 o el penúltimo de Blas Cantó en 2021 . Pero renunciar por motivos políticos supondría romper una tradición de 65 participaciones ininterrumpidas desde 1961 , traicionando a millones de eurofans y abandonando una plataforma de proyección cultural única.

El desafío final que plantea Bustos es claro: cuando la política secuestra la cultura y el deporte, todos pierden. La pregunta que queda flotando en el aire es si el Gobierno está dispuesto a pagar ese precio y arrastrar al país por una pendiente de confrontación que recuerda a los peores capítulos de la historia europea.

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