Rafael Olalla bromea con el cirujano porque ha perdido la cuenta. ¿15, 16 operaciones?

Mucho ha llovido desde que la alarma sonó en el parque de bomberos de Santa Coloma de Gramenet aquella mañana de enero de 2006.

Una intervención rutinaria, una explosión inesperada y el desastre. Rafael perdió a dos compañeros, se quedó sin cara y sin ojos. Tenía 39 años.

Un mes en coma y el inicio de un rosario de operaciones para reconstruirle el rostro. Una cara atornillada para sujetar las piezas a modo de rompecabezas.

Rafael, Triki para los amigos, nunca le perdió la cara a la vida.

Hoy cuenta en La Vanguardia que lo que sí ha perdido es la cuenta de los bastones blancos que se deja en cualquier esquina.

Se ríe contando que debe ser el primer ciego que hizo kitesurf en Brasil, que prepara un viaje a Tailandia y que lo de salir a bailar en Barcelona no lo perdona.

Prepara un nuevo libro. Con esas ganas de vivir, no es extraño que el primero lleve ya tras ediciones. El título lo dice todo: “69 tornillos... y ciego... ahora qué?

Pues eso, dice Rafael, a no perderle la cara y a comerse la vida a bocados.