La música es un ente vivo que cambia y evoluciona, eso está claro. Va al ritmo de la sociedad y es testigo de lo que nos rodea. Tenemos la impresión de que las canciones han cambiado, no hablo solo de las melodías, de la música, hablo también de las letras. Si miras a tu alrededor y pones el oído, apreciarás que la cosa ha cambiado.

Y tanto porque un grupo de investigadores europeos han analizado cómo han evolucionado las letras musicales desde los años 80 hasta la actualidad. Vamos a echarle un vistazo a cómo ha evolucionado desde 1980 hasta 2020. Podríamos llamar música o periodo prepandémico. Pues desde ese momento las letras de las canciones se están volviendo cada vez más simples, repetitivas y centradas en el “yo”

En la investigación se centran en las dinámicas de las letras en inglés de la música popular occidental a lo largo de las últimas 5 décadas y en 5 géneros. Se centran en la complejidad lírica, la emoción, la estructura. Más de 12.000 canciones.

Una muestra bastante representativa y qué han visto que la lírica se ha vuelto más simple y fácil de comprender, no solo eso son más sencillas y repetitivas y centradas en el yo.

El estudio arranca mencionando un nombre clave en la música: Bob Dylan. Premio Nobel de Literatura en 2016. Dylan creó nuevas expresiones poéticas. Las letras proporcionan un reflejo de las emociones y valores de la sociedad.

La cosa ha cambiado, pues las canciones cada vez son más fáciles de memorizar, más centradas en el estribillo que en la narración o la historia. Canciones más sencillas en fondo y forma.

Mar Amate le ha preguntado a la compositora Conchita. ¿Ha habido un cambio a la hora de componer canciones? Ella lo tiene claro, pues asegura que este cambio es una realidad. "Antes, los músicos eran más libres. Imagínate 'Hotel California' hoy en día. Al final, es resultado de la sociedad. Todo va muy rápido, que es lo que está ocurriendo también con la música", reflexiona.

Pero a qué es debido ese cambio, esa sensación de querer las cosas más rápidas y sencillas. Nos cuenta que "en la historia de la música van cambiando las formas de componer y expresarse. Es todo como muy rápido. Mucha música de usar y tirar y lo bonito es que perduren en el tiempo. A veces me falta un poco de esa magia".

Pero no solo las canciones ahora son más sencillas y traen los estribillos antes, sino que estamos asistiendo a un fenómeno con las canciones en RRSS que se llama "Speed Up Version". Son canciones que se aceleran y que se vitalizan en los videos.

Paradójicamente, muchos jóvenes llegan a las canciones originales gracias a estos pequeños fragmentos. De hecho, hay artistas como Lana del Rey que ha puesto en circulación una de sus canciones aceleradas.

Las discográficas y algunos artistas ya publican sus canciones en versión “Speed up” de manera oficial. Así les genera beneficios a ellos.

"Tenemos que integrar la música dentro de su momento y contexto"

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Tiene que ver con el hecho de que necesitamos consumir la máxima información posible en el menor tiempo y esto ya viene de serie en las nuevas generaciones. Cierto es que es un fenómeno que se da en la red social TikTok.

La versión de Coldplay “The stars is full of stars” en una versión que se ha acelerado un 150% y así se lanzan temas que parecen nuevos. Dicen los jóvenes que les da emoción. Según Billboard, el 80% de las canciones más escuchadas están en versión acelerada.

Para que nos cuente un poco cómo han cambiado las cosas en la música, tenemos a Luis Antonio Muñoz, musicólogo y autor de 'Historia oculta de la música y de Homo Musicalis'.

El experto cuenta que intenta mirar, desde la musicología, "lo que es un fenómeno sociológico. Tenemos que intentar integrar la música dentro de su momento y su contexto. Esencialmente, utilizo mucho el análisis del mercado. Es lo que, por desgracia, está mandando en la creación de música".

Añade que, anteriormente, "no había una industrialización del mercado. Ahora es el que manda". Sin embargo, quiere aportar una nota positiva a todo esto. "Jóvenes que generan un discurso propio. Hay que hacer una invitación al oyente para que haga su propia búsqueda. Hay muchos canales laterales que permiten llegar a otras músicas".

Por último, afirma que utiliza mucho "la idea de comparar la música con la comida y los restaurantes. Lo más importante es tener criterio público. Las grandes discográficas han ido a lo fácil. El artista, si tiene dos millones de seguidores, ya tiene una pauta hecha para que una discográfica le fiche. El proceso se ha invertido".