El Camino de Santiago por el Camí de Ronda con Chiruca
El Camí de Ronda bordea la Costa Brava, atravesando acantilados, playas solitarias, calas escondidas y pueblos costeros con encanto

Imagen de recurso de Lloret de Mar, en el Camí de Ronda
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Recorrer el Camino de Santiago es, para muchos, una aventura espiritual, cultural y física que transforma a cada paso. Aunque las rutas tradicionales como el Camino Francés o el Camino Portugués son bien conocidas, cada vez más peregrinos buscan caminos alternativos, menos transitados y con paisajes distintos. Uno de ellos es el tramo que atraviesa el Camí de Ronda, en Cataluña, una opción espectacular para quienes desean unir mar, montaña y cultura. Pero esta belleza también implica retos, y por ello, llevar un buen equipamiento Chiruca es absolutamente esencial.
El Camí de Ronda bordea la Costa Brava, atravesando acantilados, playas solitarias, calas escondidas y pueblos costeros con encanto como Calella de Palafrugell, Llafranc, Tamariu o Cadaqués. Esta ruta es perfecta para quienes desean combinar la experiencia del Camino con paisajes marítimos, caminos irregulares y una cierta dosis de aventura. Pero atención: el terreno aquí no es sencillo. Hay subidas exigentes, descensos técnicos y tramos de roca y arena. Por eso, uno de los elementos más importantes del viaje será tu calzado.
Elegir unas botas Chiruca marca la diferencia desde el primer día. Este calzado, diseñado específicamente para senderismo y rutas de largo recorrido, ofrece una combinación ideal de sujeción, transpirabilidad y resistencia. En una zona como la del Camí de Ronda, donde las condiciones cambian constantemente —de senderos boscosos a tramos costeros con piedras sueltas—, es fundamental contar con un calzado que se adapte a todos los terrenos. Las botas Chiruca, con su suela adherente y su sistema de amortiguación, reducen la fatiga y previenen resbalones.
Aquí, además del calzado adecuado, cobran vital importancia los bastones Chiruca. Estos no solo ayudan a mantener el equilibrio, especialmente en bajadas técnicas, sino que también descargan las rodillas, mejoran la postura y hacen más llevadero el peso de la mochila. En tramos pedregosos o con desniveles pronunciados, los bastones Chiruca se convierten en un apoyo constante que ayuda a avanzar con seguridad y confianza.
Un día típico en el Camí de Ronda comienza temprano. Con la salida del sol, los colores del mar y los acantilados se vuelven intensos, casi mágicos. El sonido del oleaje acompaña al caminante, recordándole que este camino es también un reencuentro con la naturaleza. Sin embargo, a medida que avanza la mañana, el calor puede volverse implacable. Durante el recorrido, muchas veces tendrás que caminar por zonas expuestas al sol durante horas, no olvides llevar una gorra.
Hidratarse correctamente es una prioridad que no se debe ignorar. El cuerpo necesita agua constantemente para funcionar, y en una ruta como esta, con calor, esfuerzo físico y largas caminatas, no basta con beber cuando se tiene sed. Es recomendable llevar siempre una botella reutilizable o una mochila con sistema de hidratación, y beber pequeñas cantidades con regularidad. La deshidratación puede causar calambres, fatiga o incluso mareos, algo peligroso en zonas de difícil acceso.
En muchos puntos del Camí de Ronda, se atraviesan pueblos costeros que ofrecen la oportunidad de descansar, comer algo ligero y rellenar las botellas de agua. Algunos incluso cuentan con fuentes naturales. Pero, entre tramo y tramo, pueden pasar varias horas sin servicios, por lo que es imprescindible prever bien la cantidad de agua necesaria antes de empezar cada etapa. Además, los electrolitos o bebidas isotónicas pueden ser una buena opción para recuperar sales minerales tras una jornada exigente.
Otro aspecto importante del equipamiento es la mochila. Aunque ligera, debe ser funcional y cómoda. Pero incluso con la mejor mochila del mundo, el peso acumulado pasa factura si no se distribuye correctamente. En Chiruca encontrarás mochilas de todos los tamaños y necesidades. Aquí, nuevamente, los bastones Chiruca son grandes aliados: ayudan a repartir el esfuerzo y reducen el impacto sobre articulaciones y espalda.
Muchos peregrinos que hacen esta ruta alternan entre caminatas por el día y noches en alojamientos de los pueblos costeros. Otros optan por acampar o dormir en albergues, según la disponibilidad y el tipo de experiencia que buscan. En cualquier caso, las etapas suelen estar bien marcadas, aunque conviene llevar un GPS o una app confiable, ya que en algunos tramos el sendero se confunde con caminos secundarios o accesos a calas.
Además del aspecto físico, el Camino también invita a la reflexión. Caminar junto al mar, escuchar las olas romper en las rocas y observar la inmensidad del horizonte favorece el silencio interior, la contemplación y la conexión con uno mismo. En estos momentos de introspección, el cuerpo debe ser un aliado y no un obstáculo. Por eso, invertir en un buen calzado como las botas Chiruca es una decisión inteligente. Evitar ampollas, torceduras o dolores innecesarios permite centrarse en lo realmente importante del Camino: el viaje interior.
A lo largo del recorrido, muchos caminantes comparten su experiencia, y un tema recurrente siempre es el equipamiento. No es raro escuchar frases como “menos mal que traje mis Chiruca” o “estos bastones me están salvando”. Y es que cuando uno camina durante varios días por senderos exigentes, cada detalle cuenta. La comodidad no es un lujo: es una necesidad para disfrutar y avanzar con seguridad.
El tramo del Camí de Ronda que se integra al Camino de Santiago puede llevar desde unos pocos días hasta un par de semanas, dependiendo del ritmo de cada peregrino. Algunos lo combinan con el tramo catalán hacia Montserrat o continúan hacia el Camino del Ebro, conectando finalmente con rutas que llevan a Santiago de Compostela. Sea cual sea el itinerario elegido, el consejo es siempre el mismo: equípate bien. Las botas Chiruca y los bastones Chiruca son una inversión en tu bienestar, tu seguridad y tu disfrute.
Por último, no olvides que el Camino no se trata solo de llegar, sino de cómo se vive cada paso. Con un buen equipamiento, una actitud abierta y un respeto profundo por el entorno, cada jornada se convierte en una experiencia transformadora. Y cuando el cuerpo responde bien —gracias al calzado Chiruca, los bastones y la correcta hidratación—, la mente también se libera para disfrutar, reflexionar y conectar.
Chiruca y deja huella en el Camino