El análisis de Carlos Herrera sobre la decisión de RTVE de no participar en Eurovisión: "Nadie nos va a echar de menos"
Es uno de los temas que desgrana el comunicador este viernes 5 de diciembre
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Señoras y señores, me alegro. Buenos días.
Estamos en viernes 5 de diciembre a las 7 de la mañana, seis en Canarias, bajo los efectos de lo que Maldonado bautiza como niebla meona. Es muy gráfico, explica muy bien —¿no?— el tiempo en el que, por ejemplo, aquí, en esta área, en el centro de Sevilla, estamos viviendo ahora mismo.
Este viernes, y ya lo siento, comenzamos con un disgusto tremendo, que es que se confirma que España no va a ir a Eurovisión. Hay noticias que son importantes; hay noticias que son interesantes; esta está dentro de lo interesante.
Que no vayamos a Eurovisión… bueno, que no vaya un mamarracho, pues no deja de ser un alivio. Pero que el Gobierno, delegando en el mandado que tiene en Televisión, decida qué es lo moral o lo inmoral, qué es lo que podemos ver o lo que no podemos ver, y lo que hay que apartar de nuestra vista como si fuéramos párvulos a los que proteger de lo indecente, es… oiga, eso nos recuerda a otros tiempos. Pero es que es así.
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¿Saben ustedes qué ha pasado? España promovió una votación en la UER para que Israel no participara. Y entonces perdió esa votación. Incluso hubo países como Alemania que dijeron que, si se echaba a Israel, tampoco iría Alemania.
Bueno, y entonces España ha decidido —Radiotelevisión Española— no participar y no emitir el festival tampoco.
Yo no sé si luego, al final, la Unión Europea de Radiodifusión venderá los derechos a algún otro canal. Pero esta decisión no responde a principios: responde a juegos artificiales políticos. Es un gesto vacío, inútil, ridículo, destinado únicamente a desviar la atención de un Gobierno de coalición acorralado por sus propias contradicciones internas, por la corrupción que lo asfixia, por las cesiones al separatismo, por la indignidad moral de pactar con un prófugo de la justicia y con los herederos de ETA.
Eurovisión no es cultura. Eurovisión es un entretenimiento de baja calidad, cuando no absolutamente extravagante, convertido en púlpito woke; jamás ha sido un terreno donde España se juegue nada esencial.
Precisamente por eso boicotearlo carece de cualquier sentido estratégico, diplomático o comunicativo. Es convertir la política exterior en teatro barato.
Festival de Eurovisión
Este gesto no tiene nada que ver con la defensa de la causa palestina, que el Gobierno instrumentaliza a su antojo. Tiene mucho que ver con tapar sus propias vergüenzas mediante fuegos fatuos diseñados para contentar a su ala radical y para atraer titulares fáciles.
O sea, otra muestra de una política exterior ideologizada, sectaria, desconectada de los intereses estratégicos reales de España, que renuncia a la seriedad diplomática para abrazar el simbolismo hueco y la propaganda interna.
¿Qué quieren que les diga? Estos son unos neocalvinistas, los de TelePedro, que se han enfadado mucho porque han perdido una votación en la que se decidía si se dejaba participar a Israel o no. Bueno, nadie nos va a echar de menos. Al menos no haremos el ridículo.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
Y supongo que tampoco iremos a los Juegos Olímpicos porque va a ir Israel, no sé… ¿al Mundial? ¿Qué hacemos?
Perdieron la votación cuando propusieron el boicot porque hay quien no se pliega a los tejemanejes ideológicos obligatorios a los que nos quiere someter el Gobierno. A la UER le ha importado muy poco lo que dice el Gobierno español y seguramente veremos —bueno, quien quiera ver Eurovisión seguramente podrá verlo ahora, en esta época de tentáculos abiertos…
Ha comenzado la campaña electoral en Extremadura y, bueno, pues qué quieren que les diga: va a resultar muy interesante comprobar si este PSOE absolutamente precario, con un candidato pendiente de juicio por enchufismo, caradura de primera división, es capaz de salvar los muebles.
Si lo hiciera, tendría una lectura brutal para el conjunto de España de cara a unas posibles generales; y si queda arrasado, también sería un mensaje a navegantes muy importante.
Están dándolo todo todos en Extremadura: el PP, Vox ni digamos, porque lleva allí una semana Abascal visitando cada uno de los rincones, y Sánchez todo el día haciéndose la foto con Gallardo; también Feijóo anda por allí. Pero bueno.
Vamos a lo importante: la cumbre con Marruecos.
No hay precedente, desde que somos una democracia, de que se haya celebrado una cumbre con un país extranjero y que el Gobierno haya dispuesto que no se convoque a la prensa para que los periodistas no puedan hacer preguntas, ni cómodas ni incómodas; para que no puedan preguntar a un Gobierno que está teniendo una actitud absolutamente servil y para no incomodar al régimen marroquí, que no es el más democrático del orbe y que además se permite decir que, si España se porta bien, dejarán de reivindicar Canarias.
Escucha el análisis completo en el audio adjunto.